El gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta Mier, señaló que renegociará la deuda heredada del exgobernador Rafael Moreno Valle. Son siete mil millones de pesos el monto total, producto de Proyectos de Presentación de Servicios (PPS) en Puebla.
Este esquema de inversión se desarrolló en México a finales de los noventa, cuando se “descentralizaron” empresas del Estado. Un caso emblemático es el de Petróleos Mexicanos (Pemex), que en varios de estos contratos resultó desfavorecido.
Los PPS en Puebla y a nivel nacional son contratos a largo plazo con el sector privado que, según la Ley de Asociaciones Público Privadas deben tener un beneficio social y demostrar su eficiencia y ventaja frente a otros tipos de financiamiento. No obstante, el hecho de que la deuda sea exorbitante indica que estos mecanismos suelen beneficiar tanto a quienes los otorgan (gobiernos como el de Moreno Valle Rosas) como a quienes los reciben (empresas privadas).
Obras de este tipo incluyen el Museo Internacional del Barroco, el Centro Integral de Servicios (CIS) y las plataformas de Audi.
El problema no radica en el esquema en sí, sino en los beneficios que otorga a unos cuantos. Es ahí donde reside el reto para el próximo gobernador, Armenta Mier: cambiar la fórmula y hacer que los proyectos sean transparentes, de modo que las ganancias no sean exclusivamente para el sector privado.
Además, las inversiones, que en muchos casos resultan desiguales, deben ser equitativas y no afectar los recursos de los poblanos. Esto representaría un cambio sustancial en la administración de los recursos del estado.