Alejandro Armenta Mier, gobernador electo de Puebla, anunció que su secretario de Seguridad Pública (SSP) será un militar. Esto llamó la atención, ya que será la segunda ocasión en que un militar esté al frente de la seguridad en Puebla, aunque en circunstancias muy diferentes.
La primera vez fue durante el sexenio de Mario Marín Torres, con Mario Ayón Rodríguez como secretario de Seguridad Pública. Ayón Rodríguez, general de división y diplomado del extinto Estado Mayor Presidencial, falleció el 18 de enero de 2022.
Durante su gestión, se registraron protestas y paros de la Policía Estatal Preventiva. Dmandaban un incremento salarial del 40 por ciento y la destitución de Juan Elvira Camarena y José Luis Sobreira Hernández, ambos coroneles del ejército, por presuntos maltratos.
En la actualidad, la estrategia de seguridad nacional consintió en la labor de inteligencia por parte de las fuerzas armadas, interviniendo en situaciones estratégicas específicas. Además, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se involucró en proyectos de infraestructura y económicos como el Tren Maya, el Tren Interoceánico, el Aeropuerto Felipe Ángeles y la gestión de aduanas.
Sin embargo, con Claudia Sheinbaum Pardo al frente, se anticipa un cambio en esta dinámica, especialmente en estados gobernados por Morena. Ahí, se espera que efectivos del ejército asuman roles más activos en seguridad.
Este enfoque presenta retos complejos, ya que existe la percepción de que la intervención militar se justifica solo cuando la situación es incontrolable. Aunque Puebla ha enfrentado episodios violentos, no es una situación generalizada.
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Tampoco es garantía de éxito, como lo demuestra el caso de Evelyn Salgado Pineda, gobernadora de Guerrero. Y es que, en lo que va de su gestión ya cambió cuatro veces de secretario de seguridad, todos exmilitares, sin lograr mejoras sustanciales.
Es relevante destacar las recientes declaraciones de Sheinbaum Pardo ante efectivos militares, donde reconoció el historial de violaciones a los derechos humanos por parte de la institución, pero subrayó los esfuerzos por transformarla. Esto es crucial, ya que sugiere que, como comandante suprema de las fuerzas armadas, implementará una estrategia que rompa con ese pasado represivo.
El verdadero desafío será coordinar eficazmente a la federación, estado y municipios, asegurando que la llegada de un militar a la SSP de Puebla no repita errores del pasado, sino que contribuya a una estrategia de seguridad efectiva y respetuosa de los derechos humanos.