Editorial Ángulo 7
En este espacio vertirmos la opinión de nuestro medio, siempre con una visión contructiva Credito: Elaboración propia

Las comparecencias de los 12 aspirantes a presidir la CDH ante el Congreso de Puebla terminaron. Todos coincidieron en que el organismo actualmente funciona de manera deshumanizada y que no ofrece una buena atención a toda aquella persona cuyos derechos hayan sido presuntamente violados.

Fueron 12 aspirantes, entre ellos Félix Cerezo Vélez, quien dejará el cargo el próximo 6 de noviembre y también se inscribió como aspirante a presidente de la CNDH. Si bien todos mostraron propuestas interesantes que deben ser consideradas por el Congreso, otro aspecto a evaluar son sus trayectorias, experiencia en derechos humanos e incluyentes

Esto es un punto medular y está comprobado a nivel nacional. Un ejemplo de esto es el caso de Rosario Piedra Ibarra.

Ella, hija de Rosario Ibarra de Piedra de la Garza, proviene de la lucha en favor de los desaparecidos y contra la represión que sufrieron activistas y estudiantes durante la llamada “guerra sucia”. Su nombramiento permitió crear una Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) con un enfoque hacia la gente.

No solo debe considerarse el activismo, sino también la postura ante la situación social que vive el país o, en este caso, la entidad. Ese es el punto fundamental: que el próximo presidente de la CDH de Puebla coloque en el centro a las víctimas.

De lo contrario, surgirá un nuevo presidente que enfrente críticas similares a las que enfrenta Cerezo Vélez, quien, además, se aumentó considerablemente el salario.

El reto es evitar que este puesto sea una cuota política o dedazo, terminar con esa tradición priísta de colocar a los allegados y garantizar que no se vulneren los derechos humanos.