Es importante hacer un balance sobre los hechos acontecidos el pasado viernes, cuando Luisa María Alcalde, dirigente de Morena nacional, visitó Puebla. Se trata pues, de mirar el movimiento político y la trascendencia que tiene Puebla para el resto del país.
Dirían por ahí: nada en política es casualidad. Es decir, ¿Por qué la gira para reavivar el partido no comenzó por la Ciudad de México, cuna del progresismo? O ¿Por qué no inició en donde la situación es compleja y no tiene respaldo la 4T?
Puebla es estratégico no solo por estar dentro de los cinco estados más grandes del país. Sino que también es trascendente económicamente. Se tiene actualmente dos plantas de producción de autos y sus fabricantes de piezas; conecta con el puerto de Veracruz y es cruce necesario para llegar al norte de México.
Cuando Andrés Manuel López Obrador deja la dirigencia nacional para asumir la presidencia, el partido dejo de tener movilización. Se evocó a ser un partido electorero. Ahorita, con la nueva dirigencia eso parece revertirse.
En ese sentido, la visita a Puebla no es producto de la casualidad. Es resultado de un trabajo de unidad y alianza que se realizó desde la gubernatura de Sergio Salomón Céspedes Peregrina. Y es que, con Miguel Barbosa Huerta, este tipo de encuentros no se veían.
Además de que el objetivo en garantizar que las próximas autoridades entrantes (gobernador y ayuntamientos) se comprometan con la rendición de cuentas. Encima de refrendar no olvidarse de los poblanos en el sentido electorero.
Que el partido tenga presencia en los estados es un primer paso para fortalecer la democracia y el segundo piso de la cuarta transformación.