El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó su pronóstico de crecimiento para la economía mexicana a 3.2% desde el 2.6% previsto en julio. Mientras que el crecimiento económico global bajará a 2.9%, en comparación al 3% de este año.
De acuerdo con Petya Joaeva, Subdirectora de Investigación Económica en la FMI, la resistencia del mercado doméstico apuntalada por las remesas, una inflación que desacelera y el efecto de mayores inversiones públicas y privadas, son los factores detrás de este mejor panorama para México.
Al identificar un robusto consumo interno y mayor inversión principalmente fuerte en el sector servicios, construcción y producción de autos, los pronósticos del FMI para el PIB de México mejoraron para este y el siguiente año.
Por su parte, la desaceleración en la economía mundial se produjo por una devastadora, pero breve recesión asociada a la COVID-19 en 2020 sumado a la guerra en Ucrania. La reducción en la producción económica mundial se estima en unos 3.7 billones en los últimos tres años, en comparación con las tendencias previas a la pandemia.
Nearshoring y política fiscal: retos para el próximo gobierno de México
El organismo considera que el próximo gobierno federal deberá establecer medidas fiscales sustanciales de alrededor de 2.5% del PIB, lo que implica el aumento de los ingresos no petroleros, así como la eliminación de la tasa cero del IVA y la racionalización de las exenciones de impuestos.
Esta postura fiscal, permitiría acercarse al pronóstico de desaceleración de la inflación en el país, cuyo objetivo planteado por el Banco de México se lograría en 2025 y requiere del esfuerzo del gobierno federal para consolidar su estrategia fiscal.
Por otro lado, la ubicación de México sumado a los vínculos comerciales establecidos con Estados Unidos lo convierten en un espacio estratégico para el “Neardshoring” respecto del mercado estadounidense.
