“Para nosotros no es optativo ni accesorio vivir en sociedad. Es necesario y es vital. La vida social supone una serie de convergencias fundamentales de conciencia y de voluntades, consensos básicos, los acuerdos fundamentales.”

Efraín González Morfín

¡Calma señor presidente! El México democrático que somos gracias a la herencia de nuestros antepasados, desde los prehispánicos hasta las democracias anteriores a su régimen, constituyen el cúmulo inmenso de instituciones, marcos legales, cultura política y aprendizaje que forja a la nación mexicana. Nuestro país no se funda cada vez que hay un relevo presidencial, se continua, mejora o corrige.

Uno de los grandes baluartes sin duda fue y es la independencia y el establecimiento de una democracia como forma de gobierno y ésta descansa con la división de poderes: el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, los tres poderes que en su equilibrio conducen a nuestro país, en la legalidad, pero sobre todo en la concordia.

Jamás podemos consentir que un poder esté sobre otro, y no por una competencia de poder, o popularidad sino porque ese equilibrio democrático sostiene la paz de nuestro pueblo.

Podemos no estar de acuerdo con las decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero no podemos consentir que se desacate, porque las instituciones están por encima de los hombres, la era de los caudillos ha pasado, así como también el presidencialismo ha muerto en México. No más poderes absolutistas.

Hoy felizmente, las y los ministros de la Corte reconducen el rumbo legal de las decisiones del Legislativo, quién en su mayoría, se ha puesto a las órdenes del ejecutivo. Quizá sea momento que de manera madura las y los legislativos atiendan el llamado propio del poder en el que se constituyen y orienten su trabajo a la ley y necesidades de las y los mexicanos y no al capricho presidencial.

Cuidado con aquellos que hoy intentan manchar la actuación del poder judicial porque después –en tiempos electorales- escucharemos sus contradictorios discursos. Pues no se puede aspirar a ser parte de uno de los poderes (Legislativo o Ejecutivo) llamando a la desobediencia o criticando sin fundamento el equilibrio de poderes de esta nación.

La democracia tiene sus exigencias y es muy simplista y temerario pretender criticar al Poder Judicial, con el falaz argumento de que sus integrantes no son electos por el voto directo.

Pongamos atención en dos términos empleados para la resolución que desechó el llamado “plan B”: primero por falta en las reglas de procedimientos legislativos y segundo, por inconstitucionalidad. Dos factores que no son menores ni se pueden dejar pasar. El México de hoy no es para un régimen dictatorial bien les ayudará tener siempre en cuenta que el presidencialismo en nuestro país no tendrá retorno.

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Miembro activo del PAN desde 1988, miembro del CEN, consejero Nacional y Estatal; expresidente Estatal del PAN Puebla 2006-2009 y 2012-2015; licenciado en Administración de Empresas; diputado local 2005...