Círculo de Escritores Ibero Puebla
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 Por: Dra. Laura Angélica Bárcenas Pozos

Acapulco ha sido el centro de las miradas de todo el país después de que la tormenta tropical Otis se convirtiera, en cuestión de horas, en un huracán de nivel 5 que arrasó con todo lo que encontró a su paso en este bello puerto. Las condiciones en que quedó esta ciudad y la población acapulqueña son inéditas y esto empeora si se considera que ahí se vive del turismo y no podrán recibir turistas en varios meses, esto por supuesto, no sólo afecta a Acapulco, sino a todo el estado de Guerrero que provee al puerto para cumplir con esta tarea.

Considerando que Guerrero es uno de los tres estados más pobres del país, la cosa se ve todavía peor, pues su principal fuente de sustento está destrozada literalmente. Y en medio de este caos, están las escuelas y las centenas de niñas, niños y adolescentes que se han tenido que quedar sin clase porque sus escuelas están entre la infraestructura dañada por Otis. Además, no se puede implementar lo que se hizo durante la pandemia, pues tampoco hay infraestructura para la conectividad o para la transmisión televisiva, aún.

Esta semana se anunció que las y los estudiantes, así como sus profesores regresarían a clase, pero sólo el 10% de las escuelas estuvieron en condiciones para hacerlo, sin poner en riesgo a la comunidad estudiantil de cada institución. Es por esto que en muchas escuelas, las y los directores, así como los padres y las madres de familia decidieron no regresar a las actividades y mantener a las y los estudiantes en actividades educativas en casa a través de enviar tareas y devolverlas para ser revisadas por sus docentes, por medio del ya conocido WhatsApp.

Según Inegi, en su censo del 2020, Guerrero es uno de los estados con mayor rezago educativo, pues el grado promedio que han alcanzado personas con 15 años o más es de 8.4, mientras que en Puebla es de 9.1, y su población de 15 años o más con instrucción superior es apenas del 15.5%, mientras que para nuestro estado es de 19.4%. Es importante decir que tampoco somos el estado mejor posicionado en estos datos, pero estamos mucho mejor que Guerrero, pues tenemos un grado arriba en los estudios que han alcanzado la población de 15 años o más y en 4 puntos porcentuales de personas que tienen instrucción superior.

Otis afectará aún más estos datos. Lo que quiero decir, es que este fenómeno natural ha golpeado con gran fuerza en lo físico, pero las consecuencias en lo social serán devastadoras para los siguientes años, en materia educativa Guerrero ya representaba un atraso que se verá incrementado en la siguiente década. Por eso el gobierno tiene urgencia de regresar a las y los estudiantes a las aulas, pero esto no se establece por decreto, hay que dar condiciones, y así como se brinda apoyo a los empresarios, grandes medianos y pequeños, se tendría que estar trabajando para que las escuelas estén en el menor tiempo posible, en condiciones para recibir a las y los estudiantes y a sus docentes.

Sin embargo, no se están dando estas posibilidades, por el contrario se está pidiendo a las y los profesores, así como a las madres y padres de familia que sean ellas y ellos quiénes pongan en condiciones de operación a las instituciones educativas, las y los están convocando para que vayan a hacer limpieza y reparaciones y que asuman los costos de lo que se deba reparar. Y me pregunto ¿por qué siempre se deja a la educación en el último lugar? ¿Por qué se encargan estas tareas a docentes y padres y madres de familia? ¿El gobierno no tiene una partida para otorgar fondos a las escuelas que deben ser reparadas y en algunos casos, reconstruidas?

Hay una cultura de que la escuela y la comunidad educativa resuelve por ella misma todo lo que se necesita para operar en condiciones aceptables, pues el gobierno, no otorga más que los edificios originales y su mobiliario, así como el salarios de los empleados de la educación, todo, todo lo demás lo resuelven las madres y los padres de familia y se está esperando que en este evento se haga lo mismo, pero Otis ha sido un evento extraordinario y las cuotas que aportaron las familias al inicio del ciclo escolar, no serán suficientes para resolver lo que el huracán ha destrozado.

Por eso apelo a la sociedad civil para que donemos, en este momento, material didáctico, escolar, y de limpieza para que las escuelas puedan estar en condiciones en Acapulco y la zona afectada por el huracán Otis. De otro modo las niñas, niños y adolescentes tardarán más en volver a sus actividades educativas, que los turistas en regresar a Acapulco.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

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