El primer año del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina dejó en el olvido los cuatro años de su antecesor, el fallecido Miguel Barbosa Huerta, quien lamentable desperdició el tiempo en cumplir venganzas políticas y deshacerse o dejar de operar lo que hizo el también finado Rafael Moreno Valle Rosas.
En 365 días cumplidos, el 14 de diciembre, fecha cuando tomó protesta ante el Congreso del estado como el sexto gobernador tras el acuerdo de las bancadas, Céspedes Peregrina se fijó como prioridad reconstruir un estado que políticamente estaba no solo confrontado por la administración barbosista sino ésta misma con viejas prácticas del sometimiento de quienes veía como sus enemigos y hasta censura hacia medios de comunicación.
El actual mandatario poblano decidió tomar el timón de una administración estatal que necesitaba una operación cicatriz, la cual trajera consigo una reconciliación con todos los grupos políticos, empresariales y hasta sociales.
Además, Céspedes Peregrina se puso entre sus metas ejercer el presupuesto de una forma correcta desde hacer obras de infraestructura, por ejemplo una nueva terminal de autobuses al sur de la ciudad, la nueva sede del Congreso local, Ciudad Universitaria 2 de la BUAP, la puesta en marcha de la línea 4 de RUTA, distribuidores vehiculares en la zona de la Pepsi y Central de Abasto, entre otros proyectos.
Con las acciones ejecutados, el gobierno en funciones mando al olvido los cuatro años de Barbosa Huerta, quien se perdió con el poder y hasta había roto con la Federación.
En cambio, Sergio Salomón reconstruyó la colaboración con la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, para trabajar en programas y acciones sociales.
Lástima de la administración barbosista que pasó a convertirse en una de las peores de la historia de Puebla: en contraste se acordarán más los poblanos de lo que hizo su antecesor en los últimos dos años del sexenio de Morena.