En busca más de expectativas que de certezas, los partidos de oposición están vendiendo la idea de que “hay tiro” o capacidad de competencia contra la tendencia de votos de Morena y aliados y que la suma en automático de toda la oposición estaría perfilando circunstancias de empate técnico.
El primer engaño radica en que se está tomando a favor del candidato opositor la base electoral de alrededor de 7 por ciento de Movimiento Ciudadano, cuando este partido ya anunció que tendrá candidato propio en diciembre y por lo tanto sus tendencias electorales no forman parte del candidato de la coalición Prianrede y sus aliados a la derecha.
El otro dato que se oculta se encuentra en un hecho pragmático: la oposición está sumando sus votos en últimas competencias en las que perdió, aunque mantuvo una base como permanente hasta junio del 2024, sin tomar en cuenta la realidad política: esos votos requieren de apoyo económico y de empleo que la oposición sin el poder carece de recursos, en tanto que Morena gana territorios e inmediatamente expande su cooptación de votos opositores con recursos y programas.
Pronto se verá en vivo y en directo la prueba de que no sólo basta contabilizar votos en un proceso electoral con lo que ocurre en el Estado de México: PRI y PAN sumaron 2.5 millones de votos, pero el gobierno del estado, sus recursos presupuestales, sus programas y subsidios estarán en manos de Morena con Delfina Gómez y desde luego que desde ahora le empezarán a quitar votos activos a la oposición, en tanto que el PRI y el PAN no tendrán forma de mantener aceitados a sus votantes.
El otro dato que dificulta la suma opositora de votos en automático tendrá que ver –el lenguaje salinista– con la tremenda lucha por el poder que se dará entre los bloques político-ideológicos del PRI, del PAN y del PRD en extinción (no alcanzará el 3% de votos para mantener su registro) y las organizaciones aliadas, porque se trata de organizaciones con ideas, cuadros e intereses propios que no se van a conciliar en ningún acuerdo inexistente de coalición. La posición derechista de Xóchitl Gálvez ya está chocando con los sectores conservadores históricos del PAN de Santiago Creel y con los fuertes grupos políticos que sobreviven en el PRI de Beatriz Paredes, Alejandro Moreno Cárdenas, los neoliberales salinistas-delamadridistas de Enrique de la Madrid Cordero, la tendencia de Fernando Lerdo, los peñistas resentidos que romperán desde dentro la unidad de voto y hasta los duros que pululan alrededor de Augusto Gómez Villanueva.
Se puede adelantar desde ahora que Xóchitl podría tener la candidatura aliancista, pero se encontraría con huelga de votos caídos de muchos de los grupos perdedores, por lo que la suma en automático no alcanzará la condición de “si hay tiro”, además de que los gobernadores de Morena ya están movilizando sus estrategias para cooptar el voto opositor a cambio de programas sociales.
La oposición, además, ya creó y no podrán modificar el escenario estrecho de una competencia sólo anti López Obrador, sin tener hasta ahora alguna propuesta realmente alternativa a la de la 4T, incluyendo la defensa de Xóchitl a los programas sociales del presidente de la República, con lo cual estaría introduciendo mayor confusión entre sus votantes. En un cálculo apresurado, podría señalarse que el voto anti AMLO del 50 por ciento opositor no llegaría a 20 por ciento, sin que exista ninguna estrategia para buscar apoyo social a una propuesta de gobierno alternativo.
En este contexto, en realidad “no hay tiro” en el panorama de tendencia real de votos electorales, y más cuando Xóchitl y Creel están dialogando electoralmente sólo con el presidente López Obrador, olvidándose de la sociedad que no es morenista, pero tampoco antilopezobradorista. De ahí que el discurso de “hay tiro” es coyuntural, cortoplacista, antilopezobradorista y no alcanza a construir una propuesta de alternancia.
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Política para dummies: La política suele ser el amargo despertar.
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