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Cartas a Gracia

El Boletín 6 Talleres de Formación Continua para Docentes fortalecen la transformación educativa del país: SEP, publicado el 9 del mes en curso llegaría a destiempo y no habría previsto, que algunos medios de comunicación se les adelantarían y propagarían las impresiones que de la Fase Intensiva del Consejo Técnico Escolar, tendrían maestras y maestros, quienes adicionalmente compartirían su sentir en redes sociales.

Y si bien es importante conocer lo que la parte institucional quiere compartir centraría esta carta en las observaciones de quienes serían los actores centrales del éxito o el fracaso de cualquier política pública que en materia educativa pretenda impulsar cualquier administración gubernamental.

La publicación que se citaría en el párrafo anterior de esta carta Gracia, resaltaría “la participación de 1.1 millones de maestras y maestros”, casi el 91.9% del 1 209 635 del total de maestras y maestros de educación obligatoria que consignaría el texto Principales Cifras del Sistema Educativo Nacional 2022-2023, aunque podría haberse referido, únicamente, al personal docente contratado por el sector público (1 036 841), en cuyo caso un poco más del 100 por ciento del personal docente consignado, participarían en los “Talleres Intensivos de Formación Continua de Docentes Sobre los Planes de Estudio para educación preescolar, primaria y secundaria”.

Un subtítulo de la nota aludiría al quehacer de “docentes, directores y supervisores” en el transcurso de los 5 días en los que asistirían a sus centros de trabajo sin contar con la presencia de 24 millones 113 mil 780 de escolapios, de los que 21 735 323 asistirían a escuelas de sostenimiento gubernamental y 2 378 457 lo harían a instituciones de financiamiento privado, cifras tomadas de la misma fuente Gracia.

El boletín señalaría que la titular de la oficina educativa de la administración federal, identificaría la asistencia a los talleres con el “interés” que maestras y maestros tendrían para “apropiarse del Plan y los Programas de Estudio para Educación Básica” y que, de acuerdo a su percepción la planta docente tendría ya elementos para participar, a partir de los programas sintéticos “y sus saberes y prácticas docentes […], en el proceso de codiseño con base en la reflexión y el diálogo”, sobre la materia para la que habrían sido convocados: “La construcción colectiva de un esbozo de Programa Analítico por grado”.

Sin embargo, maestras y maestros que externarían sus opiniones a una reportera del periódico La Razón (razon.com.mx. 01-01-23), harían notar la improvisación que habría caracterizado esta jornada; cuestión que se patentizaría con la entrega de materiales el 16 de diciembre que serían sustituidos por otra versión el primer día del año; acusarían falta de tiempo para conocer los cambios en los documentos de trabajo, la presencia de “errores gramaticales”, falta de una “versión final y concreta de los insumos” de publicación reciente (http://gestion.cte.sep.gob.mx/insumos/#!/), lo mismo que de “la familiarización del nuevo plan de estudios” y que de acuerdo a Yulia Bonilla desde el nombre que llevan -“Avance del contenido del Programa Sintético …- se deja ver que siguen en construcción”.

La misma nota haría referencia a la doctora en pedagogía Irma Villalpando, quien aseguraría que durante la primera sesión de supervisores y directores “nadie le entendió”, culpando de ello al lenguaje rebuscado y acotaría con el comentario de un supervisor que señalaría que la asesora pedagógica a cargo “nunca no dio ejemplos de lo que es un codiseño y mucho menos un programa analítico.

Y ya que se supervisores y directores escolares se trata Gracia, te compartiría que en varias charlas de café, titulares de las supervisiones escolares y apoyos técnico pedagógicos locales harían lo propio y externarían su inconformidad con la desorganización mostrada por los representantes pedagógicos de las direcciones de nivel, al grado de externar señalamientos como el siguiente: “Todo fue un verdadero desmadre”, iniciando con la fecha en la que sus jefes les entregarían el material con el que se capacitaríamos al personal directivo de las escuelas asignadas a las diferentes supervisiones y que casualmente coincidiría con el viernes 16 de diciembre; con la encomienda de preparar tanto la propuesta de trabajo como los materiales que se utilizarían en la fase intensiva.

Como resultado de esta entrega tardía, se dedicarían los 10 días de las vacaciones a la preparación de los talleres, para que a última hora (del día 31 de diciembre) se les sustituyeran el material original y les entregaran otro que se utilizaría con la misma finalidad Gracia “por lo que el día domingo 1 de enero se dedicaría a hacer correcciones a lo ya realizado”. Vacaciones echadas por la borda sin que a las autoridades educativas centrales les importara el respeto a los derechos laborales de las y los supervisores, quienes también son trabajadores de base afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y/o a otras organizaciones. Pero para que la cuña aprieta, ellas y ellos serían sujetos del reclamo que por el mismo motivo les harían directoras y directores de escuela, lo mismo que de maestras y maestros.

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