Mtro. José Valderrama Izquierdo
En esta ocasión daremos una caminata que pretende trazar lo aparentemente intrazable, buscaremos adentrarnos en aquello que deconstruye las circunstancias en y desde las cuales hemos prácticamente paralizado nuestra existencia en una especie de decrecimiento clasista del pensamiento que mercantilmente nos reduce y limita. En primera instancia partamos de la premisa de que desconocemos de lo que somos capaces, las dinámicas actuales disminuyen fuertemente el acceso al desarrollo de nuestras mejores capacidades personales y colectivas, primando dinámicas de muerte que arrojan a las mayorías a la supervivencia del día a día.
Más allá de las resistencias creativas que hemos referido en otros artículos, desde las cuales las prácticas artísticas han representado posibilidades de expresión contracultural para la ciudadanía global, debemos asumir qué estrategias artísticas van y vienen en las luchas sociales, pero lamentablemente su alienación ha sido impecable y esto ha limitado y frustrado las posibilidades comunicativas de dichas necesidades contraculturales. El resultado es el apaciguamiento, la sedación de las necesidades y exigencias sociales, la reiteración sistémica del hartazgo, que en clave de bucle está frenando y ralentizando nuestras posibles y urgentes respuestas a las dificultades que afrontamos, respuestas que no llegarán si no salimos de la reiteración.
En su proceso creativo, un artista desarrolla ciertas intensidades existenciales que hacen de su vida una ruta en la cual se camina sin rumbo aparente, pero con la convicción y certeza de que lo significativo es el camino en sí y sus posibilidades. Adentrarse en el trayecto por el trayecto mismo, hace que la experiencia misma del andar sea la que fortalece la figuración de un posible destino, es justo esa figura la que se traduce en una forma de formar, de crearse y resemantizar autopoieticamente, accediendo a la posibilidad, de descubrir y trabajar en las capacidades propias que solemos desconocer.
Para lograr esto sería significativo asumir que no solemos pausar las dinámicas de auto explotación y rendimiento, asumiendo una profunda inflexibilidad y ese es quizás uno de los principales obstáculos, la pregunta es ¿qué mantiene esa inflexibilidad?, y ahí es donde las instituciones aparecen en escena, recordándonos nuestros orígenes culturales y todas las estructuras desde las que somos “sujetados”, para bien y para mal. Cabe decir que, en época de necesaria y urgente creatividad, las estructuras culturales responden con mayor rigidez y siempre con un afán de control y protagonismo, aunque sus narrativas estrictamente vuelven a caer en la reiteración.
El artista no escapa a esas mismas estructuras que lo sujetan culturalmente, sin embargo, en las estructuras que posibilitan su propia praxis creativa, es donde se entera de otras posibilidades narrativas y es capaz de poner en duda aquello que lo sujeta instrumentalmente en una reiteración sistémica. Un artista accede y experimenta la posibilidad plástica de su propio pensamiento, accede a la creación de nuevas formas y posibilidades para trazar nuevos caminos, metodológicamente esas formas de proceder son las del arte mismo. Si a esto sumáramos las posibilidades de las mediaciones tecnocientíficas actuales y la posibilidad de recuperar la sabiduría acumulada, nos encontraríamos ante una gran coyuntura que nos posibilitaría romper las reiteraciones sistémicas contemporáneas que se presentan inflexibles como sujeción, aprensión y vinculación estática basada en los sistemas ontológicos de un aspiracionismo que mercantiliza a las personas y las atomiza.
Desde esta mirada del fenómeno del arte, abrimos la posibilidad de mutar las praxis disciplinarias, no solo las profesionales, sino todas aquellas mediaciones que nos den acceso a nuevas consideraciones y salir de estas reiteraciones e inercias epocales, todo ello con una única provocación, a la innovación creativa colectiva que nos permita dignificar nuestra existencia en armonía con el planeta.
El autor es académico de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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