Editorial Ángulo 7
En este espacio vertirmos la opinión de nuestro medio, siempre con una visión contructiva Credito: Elaboración propia

Desde que Andrés Manuel López Obrador asumiera la presidencia de México su apuesta ha sido fortalecer la industria energética en nuestro país. Comenzando en una primera instancia por el fortalecimiento de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

En sentido, podríamos señalar que se han dado pasos significativos. El presupuesto de ambas entidades ha crecido en más de 20 por ciento en lo que va del sexenio y se ha puesto en marcha obras como la refinería de Dos Bocas; mientras que por parte de la CFE se han atraído inversiones fuertes sobre todo en tema de licuefacción y modernización de centrales hidroeléctricas.

Tal es el ejemplo de las dos plastas de licuefacción que se están construyendo en las costas de México: una en puerto Libertad, Sonora; y la segunda en Altimara, Tamaulipas; ambos proyectos permitirán la implementación de gas para la creación de energía con la posibilidad de exportarlo. Por el otro lado, la modernización de las plantas hidroeléctricas permitirá aumentar la capacidad energética, sumando 113 megawatts que contribuirá a incrementar la generación de electricidad en mil 426 Gigawatts/hora al año.

El fortalecimiento de este sector no solo permite bridar un mejor servicio a la población, sino que también garantiza la consolidación de una industria propia con miras a expandirse a otros sectores. Aunque el discurso de quienes saquearon nuestro país pretenda decirnos lo contrario, no hay otro camino para garantizar la estabilidad.

Actualmente vemos como en Francia se está regresando a la creación de energía mediante el uso del carbón; en España, otro de los países de primer mundo, las tarifas de electricidad son sumamente costosas (impagables) consecuencia de tener una industria contralada por privados como Ibedrola o British Petroleum. Ceder el sector energetico a los intereses de privados coarta el desarrollo de los países y de los ciudadanos.

El única vía para alcanzar la Soberanía nacional es alcanzado la soberanía energética y ahí, López Obrador ha mostrado el temple, ante poniendo los intereses de la nación por encima del de las trasnacionales.

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