Editorial Ángulo 7
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Tras dos semanas de polémica y especulaciones, Ardelio Vargas Fosado, extitular de las SSP durante el morenovallismo, dejó la Segob estatal este lunes, mientras que el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina priorizó la relación con la administración federal al aceptar la renuncia y buscar un nuevo perfil para el cargo.

Por la mañana, la tensión política por la llegada de Vargas Fosado llegó a su punto de quiebre cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador reveló, en su conferencia matutina, que había enviado un informe a Céspedes Peregrina con los “antecedentes” del nuevo subsecretario.

Entre todos los sucesos cuestionables de la trayectoria de Vargas Fosado como servidor público, el mandatario federal enfatizó uno que parece “imperdonable” en su administración: los vínculos del poblano con Genaro García Luna, extitular de la SSP con Felipe Calderón Hinojosa y declarado culpable de narcotráfico en Estados Unidos.

La resolución de López Obrador fue tajante: “No sabemos si es culpable o no, pero sí trabajó en la Policía Federal y sí tuvo vínculos con García Luna. Nosotros no queremos nada que tenga que ver con esta gente porque en ese entonces, para decirlo claro y breve, padecimos de un Narcoestado que nos hizo mucho daño al país, entonces no queremos nada con eso”.

Y enfatizó su confianza en que el gobernador Céspedes Peregrina, a quien reiteró su confianza y apoyo, daría una respuesta a tal información en breve.

Por la tarde, el mandatario poblano dio a conocer que Vargas Fosado le había presentado su renuncia como subsecretario de Desarrollo Político y le reconoció su “compromiso” con el estado al dejar el cargo ante la “información” vertida en “medios de comunicación” pese a que “nunca ha sido sentenciado”.

En respuesta, el ahora exfuncionario agradeció al gobernador y no desaprovechó la oportunidad de acusar “información tergiversada” y “mentiras” en su contra, sin señalar nombres, remarcando también que no lo han sentenciado.

Señalamientos aparte, queda claro que el destino de Vargas Fosado no lo selló su actuación como comisionado de la Policía Federal Preventiva (PFP) durante el enfrentamiento entre fuerzas federales y campesinos de Atenco, Estado de México, en 2001, ni el desalojo de 500 personas en Chignahuapan a inicios del morenovallismo,  en 2011, cuando era titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y tampoco los señalamientos de supuestamente orquestar un “despojo” de tierras en Pantepec en junio pasado, sino una oscura relación con García Luna de la que López Obrador se reservó dar mayores detalles y que el poblano no desmintió específicamente.

Ante tal información, la posición del funcionario era insostenible ante un gobierno federal que, abiertamente, declaraba que no quería “nada que ver” con él y que podía revelar información sensible sobre sus atenientes que afectaría también la labor de la Segob estatal.

A la noche, Céspedes Peregrina, por su parte, publicó una serie de reflexiones con motivo de los 200 días de su llegada al gobierno –en sustitución del difunto Miguel Barbosa Huerta– y aseguró que, en próximos meses, comenzarán las obras para la construcción de la Ciudad Universitaria II de la BUAP, la Línea 4 de la RUTA. Estas obras, que se concretaron durante su administración, son las más importantes del sexenio y tendrán apoyo del gobierno federal.

Como se ve, el gobernador actuó rápido ante el llamado presidencial –antes de que convirtiera en reclamo– y aceptó la renuncia de Vargas Fosado, con lo cual priorizó mantener la relación estrecha con el gobierno federal que ha construido a lo largo de seis de seis meses y que no podía ponerse en tensión por el nombramiento de un funcionario.

LPR

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