Si en algo coinciden el presidente Andrés Manuel López Obrador y el senador Ricardo Monreal Ávila es en la urgencia de llevar a cabo una reforma judicial en México, aunque cada uno con su propia perspectiva, para lograr un mejor acceso a la justicia en el país.
López Obrador ha insistido que la reforma debe venir desde el interior del Poder Judicial, así como propuso la elección de jueces, magistrados y ministros a través del voto popular, lo cual no se pudo concretar.
En cambio, Monreal Ávila ha señalado que la reforma debe ser hecha desde el Poder Legislativo, la cual sería apoyada por la mayoría de senadores y diputados porque la mayoría de los mexicanos es víctima de la impunidad y corrupción existente y ello es reconocido por todos los partidos políticos.
Hay que decir que la mayoría de poblanos y mexicanos padecen recurrentemente de dicha falta de justicia, por lo que es necesario que el Consejo de la Judicatura sea un órgano autónomo y esté formado por personas honestas y con experiencia en el Poder Judicial.
Actualmente, es controlado por la misma cúpula del Poder Judicial. Es decir, si algún ciudadano presenta una queja en contra de algún juez o magistrado, ellos mismos se auto-revisan y generalmente se protegen.
También, es necesario bajar los altos sueldos de los magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues sus salarios son mayores a los 200 mil pesos.
Finalmente, hacer una revisión exhaustiva a los códigos penales para que los delitos queden contextualizados a la realidad del país y hacer cambios al procedimiento, a las facultades de los jueces y de los ministerios públicos, así como ponerles límites y ampliar el catálogo de las violaciones a la ley cometidas por funcionarios en la investigación de los casos y en la impartición de justicia.
La reforma judicial es una deuda pendiente para los mexicanos, ya es urgente que se concrete.
