Por: Mtro. Leopoldo Díaz Mortera
Para que exista democracia tiene que haber libertad, pero para ser libres debemos ser conscientes y críticos, sin estas dos cualidades el pensamiento está condicionado y por consiguiente ignoramos que las creencias, ideas y decisiones que tomamos nos fueron impuestas y sólo las asumimos.
La mayoría de las personas creen que son dueñas de su vida y sus elecciones, defienden con vehemencia ideas que adoptaron sin cuestionar y actúan conforme a creencias que vienen de tradiciones, la adhesión a un club, un culto o a un partido. Ser libre significa cuestionar la realidad, las propias creencias e ideas y estar abiertos al cambio para mejorar nuestro pensamiento y nuestro proceder.
Por el contrario, para crear la falsa ilusión de libertad e instaurar un régimen autoritario disfrazado de democrático, con una agenda que beneficie a unos cuantos, a expensas de los ciudadanos, se debe polarizar, provocar fracturas, rasgar el tejido social, “Divide et Vinces” decía el emperador Julio César, dividir para vencer, para conquistar.
A partir de las evidencias que tenemos en la cotidianidad podemos interpretar la crisis civilizatoria como un reflejo de la crisis del pensamiento, muchas personas no quieren pensar, evitan pensar, les da seguridad abrazar sus ideas, fijarlas, convertirlas en creencias inamovibles e incuestionables que dogmatizan la realidad. Una persona que dogmatiza se convierte en fanática y es incapaz de construir colectivamente una sociedad incluyente y justa.
Lo que garantiza la democracia es la libertad de pensamiento, lo que la condena es la polarización en la que todos opinan, pero nadie escucha. Tanto para liberar nuestro pensamiento, como para condicionarlo, los mismos instrumentos pueden tener fines opuestos, la escuela que es una oportunidad liberadora cuando se educa para pensar, puede ser perniciosa cuando se educa para repetir y obedecer; otro ejemplo son las redes sociales y los medios de comunicación, que pueden ser un gran contrapeso contra los poderes fácticos para denunciar los abusos, compartir información para la organización y la toma de decisiones, para conocer y entender otras perspectivas y puntos de vista, pero que generalmente distraen, desinforman, confunden y radicalizan los temas sociales relevantes creando disputas y desencuentros.
Un pensamiento condicionado es una forma de sordera e invidencia voluntaria. La novela de José Saramago, Ensayo sobre la ceguera, surge de la pregunta qué ocurriría si la humanidad quedara ciega, y la idea se concretó después de reflexionar sobre la ceguera no como la pérdida o falta de visión, que así se materializa en la obra, sino como una metáfora de la imposibilidad de las personas para ser más humanas, es una advertencia sobre la carencia o la pérdida de valores que podrían provocar el colapso de nuestras sociedades, para Saramago todos estamos ciegos, de soberbia, envidia, coraje, ambición y deseo, nos ciega todo lo que nos centra en nosotros de manera egoísta y en detrimento de los otros.
Para superar la polarización, debemos escucharnos más y opinar menos, preguntar antes de asumir y pensar antes de hablar, esto último no significa mejorar mi argumento para discutir, sino asegurarme que entendí para poder dialogar.
Tener un pensamiento libre es tener algo que decir sin repetir lo que otros dicen a través de mí; en una entrevista del Diario de avisos, el periódico de Tenerife, el filósofo español Emilio Lledó decía que todo el mundo habla de la libertad de expresión como si fuera la más importante entre todas las libertades ciudadanas, no está en duda su relevancia, pero es tan importante la libertad de pensamiento, como la de expresión, pues la segunda sin la primera es una amenaza y no sirve de mucho, es decir, lo que se expresa es peligroso porque solo legitima las condiciones actuales y reproduce las misma realidades, provoca la creencia de que las cosas no cambian nunca y más vale resignarse. Un pensamiento libre no se resigna y siempre ve la esperanza que hay en cada posibilidad de ser un ciudadano distinto para hacer posible otro mundo.
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