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Cuando escribo estas líneas, lunes 11 de septiembre, todavía no hay noticias de la decisión final que tendría que tomar Marcelo Ebrard ante el proceso interno de selección de quien será en los próximos tiempos el candidato presidencial de la Cuarta transformación. Tengo nada más la noticia publicada por diversos medios de que el 10 de septiembre, Morena recibió un escrito de 40 páginas mediante el cual, el ex jefe de Gobierno del DF y ex canciller de México, demanda la anulación del proceso que dio como ganadora a Claudia Sheinbaum.

Las noticias de la ruptura de Ebrard con la 4T que fueron divulgadas el 6 de septiembre y que ya se preveían por declaraciones varias dadas por él, fueron la nota periodística de ese día y de los que le siguieron. Lo paradójico de esta situación fue que estremecieron más a la oposición que a la propia coalición oficial. La defección de Ebrard si se confirma, sería muy perniciosa para su propio futuro político. Se quedaría finalmente aislado de la fuerza hegemónica que se ha ido configurando en los últimos cinco años y no tendría más remedio que lanzarse como candidato presidencial independiente (escenario que él mismo ha descartado) o bien podría encabezar las pretensiones presidenciales de Movimiento Ciudadano.

Esta última opción es la que verdaderamente teme la coalición derechista que lleva el nombre de Frente Amplio por México, porque la fuerza de Morena y sus aliados es tan grande debido a la autoridad moral de López Obrador, que se prevé que muy pocos de sus seguidores lo acompañarían en su aventura. Lo que hasta el momento se ve, es que los efectos de la ruptura de Ebrard serían más perniciosos para la derecha en términos de dividir el voto. Acaso elevaría el porcentaje de votos de MC pero a costa de los que podría tener la coalición auspiciada y dirigida por Claudio X. González. Por ello mismo, la defección de Ebrard sería un acto suicida que lo dejaría en la marginalidad política. Una situación todavía peor que la que ahora vive Ricardo Monreal después de sus desplantes motivados por ambiciones personales.

Con franqueza expreso que si la decisión de quien sería el Coordinador de la defensa de la 4T y por tanto su seguro candidato presidencial, dependiera de la encuesta que realiza el equipo de encuestadores de Morena, le otorgaría a Marcelo Ebrard el beneficio de la duda en sus cuestionamientos al proceso. Pero la encuesta realizada por el equipo de Morena, solamente fue la encuesta madre que se vio acompañada de cuatro encuestas espejo las cuales dieron resultados muy similares: 39-41% de preferencias para Sheinbaum, 25-26.4% para Ebrard, 10-12% para López Hernández; 9.9-12.2% para Fernández Noroña; 6.3-8.3% para Velasco y finalmente 5.7-6.5% para Monreal. La casa encuestadora que propuso Ebrard dio similares resultados a los de las otras cuatro empresas encuestadoras. Es débil el cuestionamiento de Ebrard a los resultados.

Sin embargo, considero que la defección de Ebrard puede resultar negativa para los efectos unitarios en las cámaras de diputados y senadores en tanto que hay representantes populares en dichas cámaras que son sus seguidores. También considero potencialmente peligrosa tal defección para las pretensiones que tiene la 4T de lograr en 2024 una votación tan grande que permitiría tener el número de escaños suficientes como para integrar una mayoría calificada en las cámaras. La contundencia del voto tiene que ser inobjetable si se quiere lograr lo que el presidente López Obrador ha llamado el “plan C”. La forma impecable en la que se diseñaron las encuestas y su levantado, el que se le diera a la mayoría de los aspirantes un premio de consolación, revela la necesidad de llevar a cabo la sucesión sin situaciones ríspidas. Esto no se logró y dependerá ahora del propio Ebrard el que no tenga consecuencias mayores.

La fortaleza de los resultados de la gestión de gobierno de Andrés Manuel es tan evidente, que las derechas no están pretendiendo ganar la Presidencia de la República. Quieren obtener la mayor cantidad posible de diputados y senadores para seguir bloqueando las reformas constitucionales que harían profundizar a la 4T en el próximo sexenio. Necesitan que la 4T solamente tenga la mayoría en las cámaras, para judicializar las leyes secundarias y enviarlas a la para que ésta las invalide declarándolas inconstitucionales. He aquí el por qué Suprema Corte de Justicia el cisma marginal de Ebrard podría tener en el futuro una importancia mayor.

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