El origen hermana.
Abel Pérez Rojas
Después de casi treinta años regresar a Oaxaca fue como si se pudiera volver al vientre materno.
Cada kilómetro, cada calle, cada metro es algo especial.
Oaxaca es territorio sagrado, Sanctasanctórum para quienes buscándose a sí mismos pisan misticismo en cada grano de su tierra bañada del sudor de su gente.
El entendimiento se nubla y el corazón se pone a flor de piel para alguien que sus raíces provienen del lugar que vio nacer a personajes como Benito Juárez, Margarita Maza, Porfirio Díaz, Ricardo Flores Magón, José Vasconcelos, Rufino Tamayo, Francisco Toledo, solo por mencionar a algunos.
De padres oaxaqueños, pero nacido en mi amado Tehuacán, trato de mantenerme objetivo para captar lo más posible con mis sentidos.
El ambiente huele a mezcal, tlayudas, pan de yema, historia, arte, ¡arte por todas partes!
Atravieso la mixteca, sensibilizado por pulque tehuacanense y poesía universal, hago una parada obligatoria en Trinidad de Viguera para sostener un encuentro dialógico con artistas plásticos de la comunidad.
Acompañado por mi querida amiga Rosa Isela Reyes Navarro, quien es directora fundadora del Centro Cultural Noyolotzin de Tehuacán y por nuestros anfitriones, los directivos de Zozolla, art & dealers, sostengo un diálogo rodeado de pinturas de muy alto sentido artístico.
Llama mi atención que en la charla que más parece una reunión ancestral en torno a una fogata, también participan niños, adolescentes y jóvenes.
Ya casi a punto de concluir el encuentro que deriva en una charla cordial entre amigos, me encuentro con quien creo tiene el talento necesario para ser autor de pinturas de exportación.
La joven promesa de la pintura oaxaqueña se llama Vladimir Palomec Vásquez, quien simplemente firma su obra como Vladimir Palomec (Instagram: vladimirpalomecv Facebook: VladimirPalomec.art)
El joven pintor de apenas dieciocho años atrapa mi avidez de arte con un cuadro al que tituló Danza eterna (Acuarela. 2022).
Transitamos como dos gotas / en medio del océano / llevadas por la corriente, / sintiendo la individualidad / en medio de la gran masa, / viviendo el día a día / en la magnitud del nosotros, / pero la casaca cálida del yo, / del mí, / del yo soy yo, / hasta que la consciencia se nubla / y se pierde la diferencia entre / el aquí y el ahora, / entre acá y allá, / entre lo mío y lo tuyo, / entre lo de arriba con lo de abajo. / Así, / nos diluimos en el devenir, / fluimos dejando atrás las vestiduras / y, / tal vez, / sumergirnos en la Gran Luz / que todo lo une / y todo lo mueve. / Transitamos como gotas de agua/ pero somos más que eso, / más que eso, / más…. (Diluidos en el devenir. APR. 2019)
Danza eterna me transporta a las calles festivas oaxaqueñas en las que la muerte y la vida van de la mano bailando en la línea delgada de la existencia.
Afloran un sinfín de detalles cuando se ve de cerca Danza eterna, y más si se usa una lupa.
Danza eterna me evoca inmediatamente esas maquinarias del Renacimiento que funcionaban a base de engranes, poleas y agua.
La presencia de Pan en la pintura, sumada a otro diablillo en el hombro izquierdo, además de cada uno de los esqueletos, crea una atmósfera un tanto hereje de antaño, reforzada por los rasgos pormenorizados de la tuba perfectamente remachada.
Quiero ver más cuadros de Vladimir. Al apreciar más de su obra confirmo el talento innato de este joven que actualmente cursa el tercer año de bachillerato y tiene la expectativa puesta en estudiar artes visuales en Ciudad de México.
Vladimir Palomec es sobrino de los también pintores Eddy Vaskez y Jonathan Vásquez; tomó cursos de dibujo en la Casa de la Cultura Oaxaqueña, y la seducción por los viajes con motivo de las exposiciones le terminó de dar un empujón al mundo del arte.
Frente a las acuarelas pintadas el año pasado: Cachibaches, Vida XVI y Un lío, empiezo a entender más las líneas exploratorias de la obra de Vladimir.
Es tanto el talento de este joven que parece como si se desbordara inundando el lienzo y papel en detalles, mundos y pasajes imaginarios.
Palomec realiza también arte digital, porque, me digo para mis adentros, no le es suficiente pintar a mano.
Evoco mi poema Pulsación (2022):
me hallo en la masa y su paja / no en la brevedad / ni en los ventrículos / cubro mi rosto con estrellas / lleno mi pecho de mirlos / descalzo leo piedras / dardos al cenit / deseos fugaces / punto añil en medio / el ojo que no despierta / entrecejo a la espera / Luz para mañana / manecilla lenta / tránsito en cuesta / portero de día / guardia de noche / llamado de tres pulsaciones / titilar inoportuno / voz silente a la zurda / en las sombras todo es pardo / los sueños son miles / unos recuerdan su origen / todos creen vivir / nadie se sabe dormido / a nivel de cama / impera la igualdad / la profundidad nos separa / el origen hermana / el oficiante aguarda / fiat lux preciso / chispa incendiaria / rota del desequilibrio / pasión y muerte / en cada pulsación
Me queda claro –aunque no tratamos el tema y no obstante su corta edad–, que Vladimir ya se dio cuenta de que ha iniciado el camino sin retorno del arte. Esa senda en la cual se busca la paz y la autorrealización, pero que solo es temporal con cada obra que nos satisface por lapsos.
Si pierdes empaque cuando escribes / es porque no tendrás retorno / y la desnudez será ineludible. / Al acertar unos cuantos versos, / quedarán atrás las fatídicas rondas / de la rima forzada, / de la tinta acartonada / y pisarás la pradera salvaje / de naturaleza indomable. / Si pierdes forro cuando escribes / es porque la poesía / —en función de cicuta—, / sirvió de fulcro / para liberar tu espíritu, / para emprender el camino sin retorno. / Te consumirás gradualmente, / aflorarán sin chistar las venas, / mucho tejido, / más sangre, / hasta que brote el corazón / con su sinfonía paralizante. / Escribe poco / si no pierdes cáscara; / escribe más / si te lleva a la pulverización. (Polvo. APR. 2019)
Vladimir Palomec es un pintor tan prolífico que hay muchas aristas sobre las cuales seguir escribiendo, ya lo haré más adelante.
Hay que seguir muy de cerca el desarrollo artístico de Vladimir, porque creo que estamos ante alguien que pondrá muy en alto la plástica de México.
Al tiempo.
Abel Pérez Rojas ([email protected]) es escritor y educador permanente. Dirige: Sabersinfin.com
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