Los seis mantos acuíferos con los que cuenta el estado de Puebla corren peligro debido al agua contaminada que se filtra de los sistemas de saneamiento y descargas ilegales, la cual podría causarles un daño irreversible.
Así lo señaló en entrevista con Ángulo 7 Esmeralda García Díaz, miembro del Laboratorio de Adsorción y Cromatografía del Centro de Química del Instituto de Ciencias de la BUAP, con motivo del Día Mundial del Agua.
La científica explicó que Puebla tiene seis mantos acuíferos: el Valle de Tecamachalco, Libre-Oriental, Atlixco-Izúcar, Valle de Puebla, Valle de Tehuacán e Ixcaquixtla, los cuales son medidos en cuanto a sus entradas y salidas de agua para determinar su explotación.
Dichas entradas se producen a causa de la filtración de agua de lluvia y por los escurrimientos de las montañas, por lo que suele realizarse un balance de la cantidad del líquido que pueden extraer de un acuífero, conocido como volumen medio anual de agua subterránea disponible, con ello, determinan si es viable explotar un acuífero o no.
Hasta la actualidad, cinco de los seis mantos son aptos para la explotación, mientras que el manto del Valle de Tecamachalco ya no puede sufrir más extracción, explicó García Díaz.
Puebla tiene agua, pero peligra
La científica abundó que en el Valle de Puebla hay una buena disponibilidad de agua en el sentido de que los pozos que se hacen tienen una profundidad de entre 80 a 110 metros, pero incluso hay zonas donde se puede rascar a diez metros y se encuentra agua.
No obstante, García Díaz recordó que el agua es un recurso no renovable y la cantidad utilizable en el mundo es apenas del 1 por ciento, por lo que el líquido vital ya tiene acciones en la bolsa de valores, lo que no muestra un panorama favorable.
Aunado a que el agua a nivel mundial escasea, en Puebla también existen infiltraciones de aguas de riego, residuales, así como de ríos como el Atoyac y afluentes contaminados que acompañados de las malas gestiones, dañan las aguas subterráneas que son las únicas que sirven para el consumo humano.
“Toda esa filtración de esa agua sucia de los ríos contaminados que tenemos en la región, (…) esas filtraciones pueden contaminar los acuíferos (…) y eso sí ya no se recupera”, aseveró.
Ciudadanía también se debe hacer responsable
La académica aseguró que la ciudadanía debe asumir el costo de la limpieza de las aguas que saca por el drenaje, pues “si bien es cierto que el gobierno tiene que organizar todo esto y poner las plantas de tratamiento, también los ciudadanos tenemos que estar conscientes de que si ensuciamos el agua habrá un costo para limpiarla”.
También criticó los hábitos de consumo de la sociedad, pues, por ejemplo, productos como enjuagues para cabello, tintes, así como la fabricación de ropa, gastan mucha agua y además la contaminan.
“Aunque tuviéramos plantas de tratamiento muy eficientes, que no las tenemos, ni una sola, aún así habría compuestos que se llaman recalcitrantes que no se quitarían ni con una muy buena planta de tratamiento porque son compuestos químicos muy estables”, indicó.
Ante ello, hizo la reflexión de que en la actualidad ensuciamos mucha más cantidad de agua de la que pueden recuperar nuestros mantos acuíferos de una manera natural, por lo que señaló la urgencia de frenar los hábitos de consumo que contaminan el agua.
Para ello, exhortó a la ciudadanía a exigir a las industrias un cambio en los componentes de los productos que dañan el agua, pues si las grandes empresas notan un rechazo a ello, no tendrán otra opción que optar por componentes más amigables con el medio ambiente y en especial con el agua.
RE: LPR
