Oficio de embalsamador, entre "corazón duro" y hablar con los difuntos
Oficio de embalsamador, entre "corazón duro" y hablar con los difuntos
Oficio de embalsamador, entre "corazón duro" y hablar con los difuntos
Oficio de embalsamador, entre “corazón duro” y hablar con los difuntos. Foto: @JaimeComunidad3

Mostrar una gran fortaleza emocional y tener buen trato con las personas, al grado de hablar con los recién fallecidos para que el embalsamamiento salga bien, son dos de las características que debe poseer un buen trabajador de funerarias.

Así lo indicaron Martín y Abelardo, gerente operativo y embalsamador, respectivamente, de Capillas El Recuerdo, en entrevista con Ángulo 7 para conocer sobre los gajes su oficio y experiencias del día a día.

Martín expresó que la entereza que debe mostrarse en su oficio a veces puede confundirse con tener un corazón duro, añadiendo en tono de broma que, hace cuatro años, lo poco que le quedaba del suyo se extinguió cuando cremó a su madre.

 “No se supera tan fácil una muerte, a lo mejor yo ya lo digo muy fríamente, porque una vez me dijeron que yo no tenía corazón; yo el poco corazón que tenía, se me acabó cuando me tocó cremar a mi madre”, dijo.

Sostuvo que, ante una pérdida, se debe ser amable y oportuno con los familiares, es decir, tener tacto para explicarles los pasos a seguir en el momento del duelo.

Abundó que lleva siete años al frente de Capillas El Recuerdo, aunque antes ya había trabajado como chófer y recolector de cuerpos en otra funeraria, Cristo Rey.

Buscan respetar el duelo de los deudos

La decisión de dedicarse a ese ámbito tuvo que ver con el mal trato que le dieron cuando padeció la pérdida de su hermana; en este sentido, dijo que uno de sus principales objetivos es respetar el duelo de los deudos, siendo claro y no abusivo con ellos respecto a los trámites y los costos de los servicios.

“A mí me pasó en lo personal, no sabía qué hacer cuando falleció mi hermana, me hicieron chanchullo, entonces, como yo lo viví, no me gusta que le hagan lo mismo a las personas”, declaró.

Acerca de las actividades desempeñadas en una funeraria, indicó que van desde recoger los cuerpos, ya sea en los hospitales o las casas de las y los fallecidos, hasta preparar y embalsamar a los difuntos.

Costos van de 10 y 60 mil pesos

Respecto a los costos, explicó que oscilan entre los 10 y 60 mil pesos, dependiendo la calidad de las maderas del ataúd o el material de las urnas, en caso de tratarse de una cremación.

Agregó que el paquete estándar es de 28 mil pesos e incluye ataúd de cedro, 24 horas de velación, cafetería para 50 personas, preparación de los cuerpos y los trámites legales, entre ellos, expedir los certificados de defunción ante el Registro Civil o sacar los apostillados y documentos de salubridad.

Por último, apuntó que uno de los gajes de su oficio tiene que ver cuando la persona fallecida fue “ojo alegre” en su vida y tuvo dos familias.

Así, platicó que una ocasión le tocó ver una fuerte discusión entre deudos, sin embargo, al final, las viudas se convirtieron en amigas.

Embalsamadores “hablan con los cuerpos”

En cuanto a Abelardo, embalsamador de Capillas El Recuerdo desde hace un par de años, quien también incide en el área operativa, destacó su costumbre de “hablarle a los difuntos” cuando los está preparando.

Ello, explicó, con el objetivo de que se “relajen” y sea más fácil inyectarlos con los líquidos correspondientes para conservar sus cuerpos en buen estado, así como para maquillarlos.

“Le dices, ‘sabes qué, ya estás acá y necesitamos que cooperes para que tú familia esté satisfecha con el trabajo que te vamos a hacer’; también se les hace su masaje con la inyección para que vaya entrando todo líquido”, acotó.

Mencionó que otra de sus labores es reconstruir el rostro de quienes tuvieron una muerte violenta, por ejemplo, un balazo en la cara; en este rubro, explicó que usa cera y plastilina para atenuar las heridas graves.

El experto en embalsamiento descartó haber tenido una experiencia paranormal a lo largo de los 80 cuerpos que le ha tocado embalsamar en su trayectoria.

También apuntó que ha sido testigo tanto de defunciones naturales como de otro tipo de muertes.

Sostuvo que su oficio requiere de un estómago fuerte y un carácter valiente; también detalló que el maquillaje de un cuerpo tarda aproximadamente 40 minutos, aunque el periodo se alarga, hasta dos horas, si se requiere una reconstrucción.

Pandemia elevó trabajo en funerarias

A decir de los profesionales, la pandemia del nuevo coronavirus elevó la carga de trabajo en las funerarias, aunque en el caso de las Capillas El Recuerdo, solamente se admitían seis cremaciones por día.

Lo anterior debido a que no podían tener cuerpos acumulados en el lugar por salud y porque podía ser causante de multas por parte de las autoridades.

Detallaron que, en el punto más alto de contagios y defunciones de la contingencia sanitaria, tuvieron que reforzar las medidas preventivas para la recolección y preparación de cuerpos, poniéndose doble par de guantes, usando zapatos especiales y sanitizando todos los espacios.

Añadieron que los trajes que vestían parecían atuendos de astronautas; igualmente, expresaron que sus vestimentas generaban mucho calor corporal.

Capillas El Recuerdo tiene siete años de existencia en Puebla capital y se localizan en la colonia Gabriel Pastor, en la 9 Sur 4107; entre sus servicios, cuentan con talleres de tanatología.

LPR

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