Para Marcelino, la discapacidad motriz y auditiva que tiene “no fue impedimento” para entablar una relación que en pocos días será matrimonio, pues, hace cinco años, un clic en Facebook le dio un giro a su vida cuando conoció a Guadalupe.
La primera vez que la vida agarró por sorpresa a Marcelino fue cuando en 2004 a los 17 años se enfermó de insuficiencia renal, la cual se trató, sin embargo, la mala administración de medicamento a cargo del personal de enfermería en Puebla provocó que, a los 23 años, empezara a perder la audición.
Aunque estuvo unos años más trabajando y tratando de hacer su vida normal, la insuficiencia renal se agravó ya que la acumulación de calcio le impidió moverse, razón por la que empezó a usar silla de ruedas, mientras que sus oídos se debilitaron más.
Por ello, trasladó su rutina a casa, aprendiendo a comunicarse con las personas leyendo los labios de los demás y desde donde su principal pasatiempo era el mundo virtual; así, un día como otro, mientras navegaba en Facebook, le apareció como sugerencia de amistad Guadalupe Montero, una estudiante de Pedagogía de Coatzacoalcos, Veracruz, a quien agregó y entabló una mistad.
“Mi novia”, dice Marcelino mientras exhala el único suspiro que soltó durante una plática con Ángulo 7, al recordar que, aunque en 2017 se conocieron, luego pasaron unos meses sin tener noticias uno del otro.
A finales de 2018, se volvieron a contactar y decidieron hacer formal lo que comenzó a tejerse cuando se conocieron, pero el miedo a que ella se alejara no había permitió que Marcelino le contara sobre la discapacidad motriz y auditiva.
Al dar ese paso importante, él decidió decirle a su novia sobre su situación, la cual ella entendió, pues contrario al rechazo, Guadalupe lo ha apoyado, incluso, el día que por fin se conocieron, ella se abalanzó para abrazarlo, sostuvo Leticia Cervantes, madre de él y quien ese momento despejó las dudas sobre cómo Guadalupe tomaría las cosas.
Uso de tecnologías, el mejor aliado
Por tratarse de una relación a distancia, para comunicarse privilegian el uso de las tecnologías, y, por la discapacidad auditiva de Marcelino de 34 años, el texteo es su mejor aliado, aunque gracias a las videollamadas, se conectan diario para poderse ver y que él lea los labios de su novia para poder platicar.
Después de más de cinco años de conocerse, la idea de casarse llegó de mutuo acuerdo, cuando ambos se preguntaron si se veían a futuro uno al lado del otro.
La respuesta está por consolidarse, ya que en menos de una semana, ambos estarán dando el “sí” en la ciudad natal de ella, donde habrá una fiesta pequeña, pero significativa, con sus familiares más amados acompañándolos
Para la mamá de Marcelino, la relación lo dotó de energía y ganas de hacer otras cosas, lo cual a ella también la hace feliz.
Si bien Marcelino aún tiene cosas que poner en orden, como su seguro social, está listo para regresar a Puebla donde vivirá con Guadalupe.
“Como me dijo mi mamá: para el amor no hay distancia, nivel social, porque cuando las personas se quieren estarán juntas, así sean pobres o ricos, nunca será impedimento mi estado físico (…) espero que a alguien que tenga una discapacidad le sirva, y que vea que todo en esta vida se puede, mientras haya vida lo demás va a salir como sea. Eso es todo”, finalizó Marcelino.
