Durante el periodo de 1850-1856 se intenta construir un sentido religioso a la conmemoración del 16 de septiembre y asociar a Hidalgo con figuras bíblicas y valores conservadores.

En 1850 José María del Castillo Velasco exaltaba ampliamente al movimiento insurgente y a su primer caudillo, Miguel Hidalgo, el cual comenzaría a surgir con sus características de padre de la patria, “un ministro de paz, anciano débil y sin recursos, sin más auxilios que los del cielo, al cual imploraba para que fueran libres sus hermanos”.(Oración cívica pronunciada en la Alameda de México el 16 de septiembre de 1850, aniversario del glorioso grito de Dolores, por el ciudadano licenciado José María del Castillo Velasco. México, Imprenta de Ignacio Cumplido. 21p.)

José Ignacio Esteva, repite la imagen de paternidad y de vejez se asocia frecuentemente con la de protector; Hidalgo lo es de los indios, idea fundamental en su concepción liberal. (“Discurso pronunciado en la plaza principal de la H. Veracruz, el día 16 de septiembre de 1850, aniversario de la Independencia nacional, por el ciudadano José Ignacio Esteva, comisionado al efecto por la junta patriótica”, en Colección de composiciones.)

Una constancia de la pluralidad existente se da en 1852 cuando Melchor Ocampo incluye en su discurso las siguientes palabras: …subdividida la inteligencia casi en tantas opiniones como hay cabezas que piensan, la inteligencia, primer poder del hombre y de la sociedad, se halla como diluida… en tantos pareceres diversos: no hay por lo mismo opinión, no puede crearse un espíritu público, porque no hay una fe uniforme. (“Discurso pronunciado el 16 de septiembre de 1852” (dicho en Morelia), En Obras completas. Escritos políticos, t. II, prólogo de Ángel Pola. México, Ediciones El Caballito, 79-88.)

En 1853 el discurso de Gabriel Sagaseta, presenta la obra de Hidalgo en un movimiento de reacción contra las ideas y principio liberales que surgían en Europa. …en el mundo viejo, a fines del último siglo todo se había conmovido; torrentes de sangre inundaron Europa, se destruyeron las leyes, en que desde siglos antes estaban asentados los gobiernos… Los sucesos del extranjero y los de la metrópoli inspiraron a los buenos mexicanos la noble idea de poner a México a cubierto de los rudos golpes con que la guerra consternaba a España. (Discurso pronunciado en la festividad nacional de la capital de la república, el 16 de septiembre de 1853, por el Lic. don Gabriel Sagaseta, ministro honorario de la Suprema Corte de Justicia y rector del ilustre y nacional Colegio de Abogados de México. México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 12p.)

En este mismo año en la ciudad de México Santa Anna decreta el 17 de septiembre se adornen puertas y ventanas los días de fiestas nacionales y se declara caballeros grandes cruces de la orden de Guadalupe a Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y José María Morelos y el decreto del 25 del mismo mes a Ignacio López Rayón y Mariano Matamoros.

En el año de 1855 Guillermo Prieto dice en su discurso: El cristianismo era y es todo un símbolo de libertad; el Evangelio, la revolución terrible contra todos los privilegios, contra la maquinación sacrílega de vivir los pocos a expensas de los muchos, de convertir en estancos el poder, la conciencia, la fuerza, el pensamiento, para desheredar, corromper, debilitar y embrutecer al pueblo.

… Mientras esa idea del evangelio se conservó pura, el cristianismo todo lo conquistó cambiando la faz del mundo; pero ya no fue lo mismo cuando los sucesos de los hombres de la fe quisieron desvirtuar esa idea sublime, haciéndola servir al apoyo de intereses menguados, porque desde ese día se hizo estéril, y el libro del pueblo se convirtió en el código de los privilegiados. No señores, los hombres que han hecho esto, no son los que conservan pura, ni la fe de Cristo, ni la tradición de sus discípulos, y es preciso que llegue el día en que el pueblo apoyado en el Evangelio, reconquiste los derechos que éste le auguró poniendo en todo su vigor su espíritu democrático. (Oración cívica pronunciada por el ciudadano…, en la Alameda de México el día 16 de septiembre de 1855, aniversario del glorioso grito de Independencia dado por el cura de Dolores en 1810. México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 14p.)

Prieto compara a Hidalgo con Moisés, por su vejez, su fortaleza física e intelectual, y por sus aptitudes para el liderazgo. Prieto señala que la revolución de Hidalgo fue la revolución por excelencia, la revolución democrática sin liga impura, ni contemporizaciones traidoras…

En 1856 Ignacio Comonfort imprime nuevas características a la fiesta. El festejo incluye una gran verbena popular, con programas patrióticos en los teatros, cañonazos y repiques generales y con un banquete organizado en la calzada de La Piedad, en donde el presidente repartió ramos de flores y onzas de oro. Comonfort decreta que el callejón de Dolores se abra hasta salir y comunicar con la calle de San Juan de Letrán, la cual deberá denominarse “Calle de la Independencia”.

Miguel Buenrostro en su Oración, señala que “El evangelio es democrático y el cristianismo republicano, porque ambos proclaman la igualdad.” (Oración patriótica pronunciada en la Alameda de México por el licenciado Miguel Buenrostro el 16 de septiembre de 1856, aniversario de la Independencia nacional. México, Imprenta de José A. Godoy, 14p.)

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