Los cambios que pretende la autodenominada cuarta transformación siempre han ido en sentido opuesto a lo que prometió. Al presidente de la República le fue conferida una nación democrática y libre que no ha sabido proteger sino que la expone a diario con sus decisiones.

Una de las más alarmantes en un momento en el que amenaza de los más fuertes sobre los débiles se traduce en la invasión de una nación a otra, ha sido reducir al Ejército Mexicano a ser títere del crimen.

Esta misma semana circuló un video en redes sociales en el que a un grupo de militares se le ve desarmado y humillado por un comando armado supuestamente del crimen organizado, todo porque el comandante supremo ordenó no balazos sino abrazos.

La disciplina del Ejército no le dejó más remedio que obedecer la nueva política de seguridad del gobierno de Morena, quien ha permitido que las fuerzas armadas sean humilladas. El video es además una invitación a que los criminales continúen empoderándose, y tal vez a una invasión porque no existe capacidad de defensa de la soberanía.

Hasta ahora el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, ha guardado silencio, el cual se interpreta como la complicidad con estos grupos a quienes su comandante tiene preferencias, pues a nadie se le ha olvidado el operativo en Sinaloa o la comida en la que compartió con integrantes de un cartel.

Esta es una de las políticas gubernamentales que se ha alejado completamente de la promesa de campaña de acabar con la inseguridad y sacar al Ejército de las calles, pues los crímenes cometidos en lo que va del sexenio han alcanzado cifras récord y los militantes se mantienen fuera de los cuarteles pero para hacer tareas propias de la “servidumbre”.

Desde el Poder Ejecutivo se ha humillado la investidura del militar al convertirlo en una entidad que sirve mejor como constructor o “tapa baches”, que para cumplir su propósito de defender al país de sus enemigos.

A esta realidad se suma la colaboración que tuvieron los grupos criminales en las pasadas elecciones en las que lograron multiplicar votos gracias a las amenazas que realizaron a los habitantes de diversas comunidades. Por esta razón, y no solo por regalar embajadas e impunidad a exgobernadores, habría ganado el partido en el poder en diversos estados.

Hoy más que nunca México se encuentra desprotegido ante el crimen porque las fuerzas de seguridad han dejado de ser heroicas para ser humilladas a la vista de todos.

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