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Esta vez la anécdota parte con una cita de Lope de Vega:

Fernán Gómez de Guzmán era el comendador de la Orden de Calatrava en Fuenteovejuna, tenía mala fama entre los ciudadanos, era lujurioso, soberbio, era cruel con los hombres y con las mujeres; tenía por si fuera poco, mala relación con el alcalde y despreciaba la autoridad de los Reyes Católicos, cometió varios delitos, hasta el secuestro y llegó a provocar tal enojo que los ciudadanos se organizaron, se revelaron.

Y fue así que en boca de la labradora Lope de Vega escribe en el texto original: “Los de Fuente Ovejuna, una noche del mes de abril de mil y cuatrocientos y setenta y seis, se apellidaron para dar la muerte a Hernán Gómez de Guzmán, Comendador Mayor de Calatrava, por los muchos agravios que pretendían haberles hecho.

Y entrando en su misma casa le mataron a pedradas, y aunque sobre el caso fueron emviados juezes pesquisidores que atormentaron a muchos dellos, así hombres como mujeres, no les pudieron sacar otra palabra más ésta: ‘Fuente Ovejuna lo hizo'”.

La frase se hizo cotidiana con el refrán: “¿Quién mató al comendador?, Fuenteovejuna mató al comendador”.

En México Francisco Bulnes, 1910, aterrizó la premisa con esta frase: “Cuando el pueblo dice que es de noche, aunque sea mediodía, hay que encender los faroles”.

Las anécdotas acuden en referencia a lo que está pasando en México y en Puebla por supuesto; el sentir común, refleja un descontento al comportamiento de las autoridades en varios asuntos, quizá el principal será en este momento el económico, la gente no tiene dinero o lo que gana no le alcanza, y los gobiernos “suben los impuestos”, privatizan los espacios en aras de obtener recursos para cumplir con sus proyectos.

Esa situación rebasa ya la molestia derivada por la inseguridad pública, un asunto cotidiano que ha dejado de ser noticia desde hace varios años, pero cuando no hay para comer, el pueblo despierta.

Hace 49 años sucedió en Puebla un hecho que puede pronosticar un escenario en el 2024.

La capital del Estado siempre había sido gobernada por el PRI y nadie en su sano juicio podría auspiciar la idea de que el PAN pudiera ganar alguna elección federal.

Gobernaba Luis Echeverría Álvarez, quien además de su proyecto tercermundista, enfrentó problema económica severos para sustentar sus acciones, la inflación se disparó, el peso se devaluó y el presidente ordenó el alza del IVA.

Vinieron las elecciones de 1973 para diputados federales, en Puebla nadie apostaba por el triunfo del PAN, pero algo sucedió, el pueblo mostró su hartazgo e hizo ganar a dos panistas que tampoco habían imaginado ganar.

En el primer distrito fue electo Miguel Ángel Fernández del Campo Machorro, y en el segundo distrito Alejandro Cañedo Benítez.

Los poblanos supieron entonces que sí era posible cambiar el rumbo. El PAN empezó a crecer, obtuvieron después otras posiciones locales, gracias a los errores de los gobiernos federal y local.

Quizá valga la pena, bajo esa óptica, que los aspirantes a gobernar Puebla consideren los asuntos económicos, los impuestos, las actitudes, los intereses del pueblo por encima de los del grupo que los auspicia y seguirá haciéndolo.

Pero no solo esos factores, hay otros. Hechos bochornosos se han presentado en los últimos días comprometiendo la ética y honorabilidad de Jorge Estefan Chidiac a quien se le acusó, en una grabación divulgada por Layda Sansores, de “haber comprado la diputación plurinominal de Puebla a Alito Moreno”.

¿Por qué se extrañan de esa curiosa anécdota? ¿Acaso no ha sido una práctica normal en el PRI eso de vender las candidaturas?

¡Por favor!, hay casos notables de delegados acusados de vender candidaturas, de presidentes de partido o de hermanos del todo poderoso gobernante. Nada nuevo bajo el sol.

Eso de vender candidaturas o “delegaciones”, “administraciones”, fue una práctica muy conocida por los aludidos cuando se instaló aquella frase de tener “puntos de venta” para generar ganancias al grupo en el poder. ¡Cuántas anécdotas podrían contarse!

Hay un pasaje bíblico que describe la acción, según San Mateo, Cap. XXV, 51-52: “Uno de los que estaban con Jesús sacó su espada e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja. Jesús le dijo ‘Guarda tu espada, porque el que a hierro mata a hierro muere'”.

Y algo así podría aplicarse a lo sucedido en Fuenteovejuna o en el dicho de Francisco Bulnes, cuando los gobiernos se alejan del pueblo, pagan las consecuencias de la rebeldía. Y qué mejor experiencia que lo vivido este domingo 13 de noviembre, donde parte del pueblo salió a defender a una institución que fue garante del triunfo de Morena, el INE, y que unió los criterios de empresarios, grupos sociales, Iglesia Católica, partidos opositores a Morena, todo un cóctel que puede ser explosivo.

Y por supuesto habrá quien quiera montarse en el descontento ciudadano para fortalecer sus aspiraciones.

O por lo menos, así me lo parece.

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Video: https://youtu.be/0FcnDLp_jN4

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