El 27 de junio de este año se dio a conocer la sesión informativa SEP-Conacyt-Transición al Sistema Nacional de Posgrados. Lo que antes era el PNPC, el Programa Nacional de Posgrados de Calidad, ahora deja paso a estas nuevas siglas, SNP.

A reserva de comentar más detalladamente el comunicado, quisiera resaltar dos datos. Primero, será la SEP quien evalúe ahora a los posgrados del país y no el Conacyt. Segundo, todos los alumnos inscritos en los posgrados del país gozarán de beca.

Respecto al primero, no sabemos todavía, a ciencia cierta, si los criterios de evaluación seguirán siendo los mismos: el porcentaje de docentes con grado de doctor, el porcentaje de docentes reconocidos en el Sistema Nacional de Investigadores, la eficiencia terminal, por mencionar los más determinantes.

Respecto al segundo, me gustaría reflexionar con ustedes sobre el impacto que tendrá en los programas de posgrado el hecho de que los alumnos tengan beca independientemente de que el posgrado de su elección esté reconocido o bien evaluado por la SEP.

Lo que dijo la doctora Álvarez, titular de Conacyt, fue que los alumnos tendrían la libertad de escoger lo que quisieran estudiar, pues su beca no estaría condicionada por su ingreso a un posgrado perteneciente al PNPC, y creo que cualquier ampliación de la libertad para elegir es bienvenida. Digamos que ahora el mérito de tener una beca le corresponde exclusivamente al estudiante por haber sido aceptado en el posgrado de su elección, y no por la calidad del programa elegido.

De todos modos los posgrados seguirán recibiendo al número de alumnos que pueden atender en función de su planta académica, de sus laboratorios, en fin, de su capacidad instalada. Lo que no sabemos es si el reglamento de becas de Conacyt seguirá estableciendo promedios mínimos como requisito para ser becario.

Esto me lleva a pensar en el Reglamento de Estudios de Posgrado de la universidad, pues éste se aprobó, con todo y sus reformas, cuando el sistema era otro. Por ejemplo, se establecieron límites a la posibilidad de graduarse para cumplir, supuestamente, con la “eficiencia terminal”. ¿Seguirá vigente este criterio de evaluación para Conacyt? Porque nuestro reglamento es “más papista que el papa” y los estudiantes tendrían que exigir que se elimine la figura de la baja definitiva cuando ésta se deba a que el estudiante ha rebasado el límite para graduarse.

También se confundieron los requisitos para ser admitido con los requisitos para ser becado y eso redujo las posibilidades de estudio para los aspirantes. De hecho el espíritu del Reglamento de Estudios de Posgrado es bastante punitivo y, con las modificaciones hechas en la materia por el gobierno federal, no les va a quedar de otra que reformarlo en beneficio del estudiantado.

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