Por: Mtro. Irving Alejandro Córdova Guerrero
En México, persisten desigualdades sociales que inhiben un desarrollo pleno, y se visibilizan en la falta de espacios laborales, excluyendo cada día a más universitarios, lo que les genera no encontrar en la educación esperanza para trascender su frontera social. La realidad parece decirles que “origen es destino”.
Mientras los egresados de educación superior no encuentran empleo, la expansión de la matrícula se incrementa. La masificación de la educación es un proceso que parece obedecer a la reivindicación de sectores excluidos, y cuya bandera enarbola la aspiración de lograr una movilidad social ascendente.
De acuerdo con información de los Anuarios Estadísticos de la Población Escolar en Educación Superior de la ANUIES, de los ciclos escolares 2010-2011 al 2020-2021, la matrícula en educación superior, del nivel de estudio técnico superior y licenciatura, se ha incrementado de forma constante.
Resulta pertinente visibilizar los trayectos escolares, entendiendo cómo los diferentes tipos de educación superior y sus instituciones, en un sistema segmentado en calidad y oferta, pueden verse impactados por las características sociales y económicas en las que la institución educativa se encuentra inserta; en particular, cómo las instituciones públicas, resultan ser pertinentes para jóvenes de sectores sociales antes excluidos y que actualmente ingresan a la universidad; y si este acceso se manifiesta en un efecto positivo frente a sus desigualdades sociales de origen.
En cuanto a los datos en educación Superior en el estado, en el ciclo escolar 2020-2021, la ANUIES muestra una matrícula de 312,755 estudiantes, conformada por 168,620 mujeres y 144,135 hombres; de la población total 88,509 fueron de nuevo ingreso. Las áreas con mayor número de hombres son las ingenierías, manufactura y construcción (41,383 alumnos); mientras que las más demandadas por mujeres poblanas son Administración y Negocios (32,454 alumnas).
La institución que concentra el mayor número de estudiantes es la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla con 84,288 estudiantes (25.8% de la población). La carrera con más demanda en ese año fue Derecho (21,843 estudiantes), seguido por Administración de Empresas (19,829) e Ingeniería Industrial (13,280). Los datos sobre las carreras más solicitadas muestran una relación con la presencia y existencia de carreras en el área de ingeniería relacionadas con la Administración de Empresas, que no necesariamente se traducen en viabilidad laboral, pero sí en asegurar matrícula a las instituciones que la ofertan.
Una interpretación al hecho de que la mayor demanda de carreras para las mujeres sea Administración y Negocios es la existencia del prejuicio de una afinidad electiva con las cualidades llamadas femeninas (Bourdieu & Passeron, 1981).
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2019), una de las principales actividades económicas es la agricultura, lo que no muestra un campo laboral óptimo para la elección de carrera de los egresados. La oferta de las universidades no logra articularse con las demandas estructurales del desarrollo económico; lo que cuestiona el real ejercicio de la opción vocacional e inclusión de un sistema de educación superior masificado y diversificado.
Si se continúa expandiendo la matricula sin desarrollo económico, la educación sólo generará expectativas de movilidad social, guardando en su génesis la reproducción de las inequidades sociales.
*Maestro en Derecho Constitucional y Amparo y Licenciado en Ciencias Políticas por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, así como en Educación Secundaria con especialidad en Historia por la Escuela Normal Superior del Estado de Puebla. Actualmente cursa el Doctorado Interinstitucional en Educación en la Universidad Iberoamericana Puebla. Su línea de investigación es impacto social de la educación. Ha trabajado como asesor en la Cámara de Diputados y director del Tecnológico Superior de Acatlán de Osorio.
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