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Este fin de semana  nuevamente  se observó una escena que  refleja el conflicto interno que ahora nuevamente vive el partido de la 4T. Según crónicas periodísticas difundidas en medios impresos y virtuales, Mario Delgado, Presidente del CEN de Morena fue abucheado en un evento  partidario, esta vez en Durango. En esta ocasión los abucheos fueron acompaños de gritos  que de manera airada exclamaban “¡fuera, fuera! ¡traidor!”. También de huevazos. Ocurrió en el evento de entrega de constancia a Marina Vitela como candidata a la gubernatura de dicha entidad. El incidente se une al abucheo en el evento en el Auditorio Nacional  del 2 de julio de 2021 y a otros incidentes similares en los distintos lugares en los cuales el dirigente de Morena se presenta. Revela el profundo molestar que recorre  al partido.

Los  motivos del descontento pueden ser muchos: la nominalización de los órganos de ejecución y conducción del partido (Comités Ejecutivos y Consejos Estatales), su ausencia como constructor de la revolución de las conciencias, la inexistencia de un trabajo territorial consistente, su escasa vinculación con las luchas sociales que se observan en el país, el fracaso en la organización del Instituto de Formación Política, su unilaterización como maquinaria electoral, la parcialidad de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, el que la Comisión Nacional de elecciones haya sido juez y parte en la designación de candidaturas, la ausencia de transparencia en esa designación y otros más.

Sin embargo el agravio que he percibido como de mayor importancia en el seno de Morena, es el de que la militancia de Morena no haya sido tomada  en cuenta para la designación de candidaturas en el pasado proceso electoral del 2021. El que no se haya respetado el artículo 6º. Bis del Estatuto de Morena  que se pensó como candado para las pretensiones  de los llamados chapulines y personajes de dudosa trayectoria: “Artículo 6º Bis. La trayectoria, los atributos ético políticos y la antigüedad en la lucha por causas sociales, con relación a lo establecido a los incisos a. al h. del artículo anterior serán vinculantes y valorados para quien aspire a ser candidato a un cargo interno o de elección popular”.  Tales incisos hablan de las cualidades que deben de tener los y las protagonistas del cambio verdadero, es decir lo/as integrantes de Morena.

Tras el abucheo en Durango, Mario Delgado ha atribuido el repudio a su persona a integrantes del movimiento de la 4T que no se han definido por la transformación; a “simuladores, oportunistas y ambiciosos vulgares que terminan haciéndole el trabajo sucio a la derecha”; a quienes se les olvida que “las pugnas internas lo único que logran es fortalecer a la alianza tóxica del PRIAN”. También ha expresado su opinión  sobre lo que es Morena bajo su conducción, la cual resulta sumamente controversial para los que adversan la manera en que está conduciendo al partido: “Los que estamos con el Presidente trabajamos en unidad para consolidar el proyecto de transformación nacional. Estamos con la gente, en las calles, informando y defendiendo lo que este gobierno está haciendo para llevar bienestar a todas las familias mexicanas, porque no estamos en el movimiento por cargos, sino por un deseo de cambio. En Morena ningún interés personal, por legítimo que sea, puede estar por encima del objetivo principal, el cambio verdadero” (La Jornada, 31 de enero de 2022).

En el imaginario de Mario Delgado, el partido estaría dividido entre  los que apoyan a López Obrador y los que están en contra de él; entre los que apoyan a la Cuarta Transformación y los que están de manera abierta o vergonzante en contra de ella; entre los que defienden al gobierno de la 4T y los que no hacen nada por él; entre los que solo andan buscando cargos y los que están en Morena  por el cambio verdadero; entre los simuladores, oportunistas y ambiciosos vulgares y los auténticos morenistas, idealistas y desinteresados luchadores. Nuevamente advierto en el conflicto interno de Morena, al igual que lo que sucedió con el embate contra Yeidckol Polevnsky, una lógica maniquea que divide al partido  entre puros e impuros.

Creo que el conflicto de Morena  tiene causas más complejas, las cuales explican la gran afluencia que hubo el domingo 30 de enero pasado en el evento preparatorio en Puebla de la Primera Convención Nacional Morenista que se celebrará el 5 de febrero en el Monumento a la Revolución. Que explican también la enorme convocatoria que dicho evento ha tenido en diversas entidades del país. La estrategia del grupo hegemónico en Morena al parecer  radica en importar al partido a priístas y panistas para fomentar el oportunismo y la división en los partidos de la oposición.

Esa estrategia puede rendir dividendos a corto plazo pero a la larga llevará a Morena a perder su esencia en términos éticos y políticos. El partido se está llenando de advenedizos que no comparten los principios de la 4T sino arriban en busca de cargos que son fuertemente garantizados en un partido que está ganando elecciones. En un corto y mediano plazo también corremos el riesgo de una contagiosa simbiosis oportunista entre los advenedizos y una parte de los antiguos integrantes de Morena. Corremos el riesgo de al final ser más de lo mismo. En esta lucha entre lo nuevo que no acaba de nacer y lo viejo que no termina de morir (Gramsci dixit), ¿Terminará lo viejo tragándose a lo nuevo?

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