“La tamalera”, librero rodante que impulsa lectura en barrio de San Antonio
“La tamalera”, librero rodante que impulsa lectura en barrio de San Antonio. Foto: Especial
“La tamalera”, librero rodante que impulsa lectura en barrio de San Antonio
“La tamalera”, librero rodante que impulsa lectura en barrio de San Antonio. Foto: Especial

“La tamalera”, un triciclo de carga convertido a un librero rodante, es uno de los proyectos de Banda Urbana, que tiene como fin incentivar la lectura a niños y adolescentes del barrio de San Antonio, en la capital poblana.

“Silver” Díaz Hernández, artista plástico e integrante de la asociación civil, contó en entrevista con Ángulo 7, como parte del mes de la juventud del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (Imacp), que la idea surgió por los miembros del grupo, quienes hace 9 años adaptaron y decoraron un triciclo que se ocupaba para vender tamales, para llenarlo de libros de diferentes temáticas.

Comentó que la iniciativa, la cual está en pausa por la pandemia de Covid-19, pretende acercar los libros a los niños y a todos los vecinos, a través de círculos de lectura realizados cada fin de semana en las calles del barrio.

“Con la tamalera, leíamos en voz alta algún libro y los vecinos se iban sumando de a poco (…), cuando veíamos que algún niño que se sentía identificado con la lectura, le dejábamos el libro para que continuaran leyendo”.

Si bien, explicó, al principio fue complicado porque los niños no tenían interés en leer, agregó que tuvieron que implementar “cobros” de cinco minutos de lectura, para que después pudieran ir a jugar fútbol, una actividad que aman hacer.

Cine Bajo las Estrellas

Otra de las actividades de Banda Urbana es Cine Bajo las Estrellas, la cual fue idea de su hermano Miguel Díaz Hernández, quien falleció hace 4 años, por el cual proyectaban películas por la noche en la cancha de fútbol del lugar.

“Lo hacíamos en la cancha de fútbol porque las paredes eran blancas, conseguimos una laptop y ahí proyectamos las películas, en ocasiones buscábamos amigos que nos ayudaban comprando palomitas, jocho y chicharrines”, explicó “Silver” Díaz.

Contó que el grafiti es otra de las actividades que ha llamado la atención entre la comunidad, ya que los vecinos colaboran prestando las bardas de sus hogares y no hay presión por parte de la policía, logrando que los jóvenes se expresen con libertad; “sólo llegas libremente, buscas a alguien del barrio y les dices, quiero pintar, no tienes que pedir permiso”, agregó.

Finalmente, dijo que con estos proyectos buscan “fortalecer” el tejido social y mostrar la otra cara del barrio, así como alejar a los niños de las problemáticas relacionadas a la delincuencia que aquejan la zona.

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