Se estima que los mexicanos hemos triplicado las compras de productos ultraprocesados entre 1984 a 2016, lo cual es alarmante ya que su consumo habitual se ha asociado con diversos desenlaces negativos en la salud, así como el riesgo de fallecimientos tempranos.
De acuerdo con el reporte la tendencia es a consumir cada vez más este tipo de productos, entre los que se encuentran los refrescos, los cereales azucarados en caja, galletas, embutidos, papas fritas, helados y sopas instantáneas.
Así lo dio a conocer el informe El impacto de productos procesados en el riesgo de mortalidad, de la organización civil El Poder del Consumidor.
Actualmente, existe una tendencia en el aumento en el consumo de productos ultraprocesados alrededor del mundo.
En este tenor, el actual gobierno mexicano ha señalado que están comprometidos con políticas públicas antiobesidad y antienfermedad crónicas y que ya trabaja en una solución a estos males, incluso antes de la pandemia por Covid-19.
México, 4º de AL en venta de ultraprocesados
En 2013, México ocupó el cuarto lugar en ventas de ultraprocesados de 80 países analizados y el primero en países de Latinoamérica con 214 kilogramos de productos ultraprocesados per cápita anuales, de acuerdo a un estudio realizado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La organización señaló que México está sufriendo el mayor deterioro de sus hábitos alimentarios que se ha presentado en toda su historia. El abandono radical de su alimentación tradicional y su sustitución por alimentos ultraprocesados se ha convertido en la principal causa de la alta incidencia de obesidad y diabetes que sufre la población mexicana.
Riesgo en la calidad y tiempo de vida
La doctora Hyunju Kim, estudiante de postdoctorado del Departamento de Epidemiología de la Universidad Johns Hopkins, encontró en su estudio tras 19 años de seguimiento en población estadounidense, que aquellos adultos que consumían en promedio 4 veces al día productos ultraprocesados (bebidas y cereales azucarados, botana salada, dulces, etc.) tuvieron 31 por ciento más riesgo de mortalidad por todas las causas en comparación con los individuos cuyo consumo fue más bajo.
Esto puede explicarse debido a que estos productos contribuyen importantemente a una ingesta mayor de grasas saturadas y azúcares añadidos, y por el contrario contribuyeron muy poco a la ingesta de fibra, vitaminas y minerales, por lo que son productos predominantes en dietas de baja calidad nutrimental, indicó la investigadora.
Asimismo, el maestro Joaquín Marrón Ponce, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), habló sobre la situación en México, en donde el consumo de productos ultraprocesados ha incrementado en los últimos años reflejando un 30 por ciento de contribución de calorías en la dieta del mexicano.