Victoria Esperanza Salazar Arriaza, refugiada quien fue víctima de feminicidio a manos de policías de Tulum, llegó a México desde El Salvador hace cinco años en busca de una mejor vida para ella y sus dos hijas; trabajaba limpiando hoteles en la zona turística.
Así lo relató a medios internacionales su madre, Rosibel Arriaza, quien desde el país sudamericano expresó que su hija no merecía una muerte tan cruel y pidió que la justicia mexicana sancione a los policías que la asesinaron el pasado sábado al detenerla.
En rueda de prensa al llegar a reconocer el cadáver de su hija, mediante fotografías, la mujer manifestó sentir gran indignación, impotencia y frustración, pues “hubiera querido estar ahí, como madre, pero no”.
Señaló que el crimen contra Victoria dejó huérfanas a dos jóvenes de 15 y 16 años de edad en México. Sobre ellas, comentó que una está en custodia del DIF y de la otra se desconoce su paradero, por lo que pidió ayuda para encontrarla.
“Yo pido justicia para mi hija, porque realmente no veo yo una causa justificada (….) pienso que los seres humanos tenemos derecho a la vida, independientemente de lo que haya sucedido en ese momento”, sostuvo la mujer.
Hay más víctimas y agresores: Bukele
Por su parte, Nayib Bukele, presidente de El Salvador, acusó en Twitter que el caso de Victoria es “peor de lo que pensábamos”, pues “hay más agresores y también más víctimas”, aunque se reservó los detalles.
“Aún no podemos dar más información, pero el drama humano se extiende mucho más y deben haber varios cargos de misoginia y agresión (aparte del asesinato)”, escribió el mandtarioa.
En las respuesta a este mensaje, usuarios clamaron justicia para Victoria, pero también remarcaron al mandatario que Victoria se fue de El Salvador porque no encontró oportunidades de desarrollo.
Cabe recordar que, este lunes, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Quintana Roo ejerció acción penal contra cuatro uniformados de Tulum por el feminicidio de Victoria, pues determinó que ella murió a causa de una fractura provocada por el sometimiento que le propinaron los uniformados.
