*Por: Dra. Ivonne Tapia Villagómez

Durante el último año, el uso de tecnología educativa se disparó a medida que las escuelas se esforzaban por mantener a los estudiantes aprendiendo. En contextos en donde algunos ingresan a sus aulas y otros continúan aprendiendo desde casa, se ha impulsado significativamente el papel que puede desempeñar la tecnología educativa para ayudar a los maestros y líderes escolares a recuperar el tiempo, y a su vez reforzar el compromiso de los padres de familia ante esta labor conjunta. Una investigación impulsada por Google desde 2019 y a lo largo del 2020, en donde además de apreciar los contrastes en el uso de las tecnologías, antes y durante la transición de la pandemia, explica cómo ha sido esta experiencia sobre el uso de herramientas tecnológicas, así como la gran demanda que se ha mostrado. El reporte Future of the Classroom, lanzado por Google for Education de la mano de Canvas8, especialista en el análisis e investigación de percepciones y conductas, realizado durante seis meses entrevistas a profundidad, revisó publicaciones educativas especializadas y analizó datos de encuestas e investigaciones de trece países distintos. Los resultados se resumen en siete tendencias que están impactando los procesos de aprendizaje alrededor del mundo.

La primera de ellas es la responsabilidad digital, en donde existe preocupación sobre el uso que los estudiantes dan a la tecnología dentro y fuera de los espacios educativos. En el caso de Francia ha reforzado el tema sobre desarrollar comportamientos más sanos y autorregulados respecto al empleo de las distintas herramientas tecnológicas, en donde sin duda, el rol de los tutores se ha transformado en ser una guía que asiste y apoya más que el de ser una figura represiva.

La segunda es el pensamiento computacional, el cual muestran que ha sido mayormente necesario en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en todos los niveles educativos, previendo que los trabajos del futuro requieran el desarrollo de las habilidades de pensamiento sistemático, creatividad y el pensamiento crítico. Es por lo anterior que en Suecia desde el verano de 2008 la programación es una asignatura que se enseña desde la educación básica y que sigue su curso a pesar de las condiciones de pandemia por las que aún se atraviesa.

La tercera es la pedagogía innovadora en donde los profesores se han convertido en agentes de cambio detonando nuevas formas de instrucción apoyados de distintas herramientas tecnológicas. De 2000 a la fecha el objetivo ha sido imperativo el hecho de lograr que los instructores ahorren tiempo con la automatización de muchas de sus labores rutinarias y puedan concentrarse en transformar sus estrategias de enseñanza y tácticas de aprendizaje. Es por ello, la importancia del desarrollo de tecnología que aminoren el tiempo de las labores administrativas de los maestros y facilite la creación de contenido atractivo.

La cuarta son las habilidades para la vida y preparación laboral en donde se percibe la necesidad de desarrollar una visión holística de la educación considerando el desarrollo de habilidades socioemocionales y valores como la empatía, para que los estudiantes, desde los niveles básicos, adquieran habilidades, actitudes y formas de pensar que les permitan tener un mejor desenvolvimiento al integrarse a experiencias profesionales y laborales.

La quinta refiere al aprendizaje dirigido por estudiantes en donde se ha observado mayor autonomía en sus procesos de aprendizaje; así como mayor proactividad y creatividad que, a través de la ayuda de sistemas de educación adaptativos o estrategias pedagógicas, les han permitido empoderarse en la toma de decisiones respecto de los contenidos que poseen los programas educativos.

La sexta que contempla la conexión de tutores y escuelas aunado al apoyo de los padres de familia, haciendo que la tecnología sea cada vez más amigable y permita apoyar a las familias en estas tareas. De igual manera, las instituciones educativas tendrán que auspiciar caminos más sencillos para que los padres de familia se comprometan de manera más efectiva con la formación de los estudiantes.

Y por último la séptima que involucra a las tecnologías emergentes que están buscando a partir de este último año, tener experiencias educativas que potencien la efectividad de los programas educativos a través del uso de la inteligencia artificial o la realidad aumentada.

A partir de la pandemia, los especialistas concluyen que la educación está evolucionando para que los estudiantes estén conectados en sus vidas, colaboren más en clase y se encuentren mejor preparados para el futuro. Por lo antes mencionado, es importante que la pedagogía y la tecnología deben trabajar conjuntamente creando ecosistemas de aprendizaje mayormente fluidos y propiciar espacios de aprendizaje innovadores.

*Licenciada en Administración por el Instituto Tecnológico de Morelia, Maestra en Dirección por la Universidad Anáhuac del Norte y Doctora en Educación y Desarrollo Organizacional por la Universidad Continente Americano. Actualmente se desempeña como Académica del Departamento de Negocios de la Universidad Iberoamericana Puebla. Es especialista en temas de Recursos Humanos, Desarrollo Organizacional, Emprendimiento Social, Responsabilidad Social Empresarial y Responsabilidad Social Universitaria ante la Asociación Nacional de Facultades y Escuelas en Contaduría y Administración (Anfeca). Además, es titular de la Línea de Investigación de Ética y Responsabilidad Social del Doctorado en Administración de la Ibero Puebla.

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