¡Llegó la Navidad y a donde quiera que mires puedes ver árboles de navidad, de todos los tamaños y colores, naturales o artificiales! Pero, ¿sabes por qué lo colocamos cada año (a menos de que seas el Grinch)? Aquí te contamos la historia de esta maravillosa tradición.
El árbol de Navidad es por excelencia el símbolo de estas festividades y para muchos es la vida de las mismas, pero, aunque no lo creas en sus inicios tenía un significado muy alejado del que piensas.
Se cree que este árbol tiene su origen en las culturas paganas del mundo occidental y formaba parte del tributo al dios del Sol, que se celebraba en invierno para que el árbol (símbolo del universo) floreciera en primavera, sin embargo, con la llegada del cristianismo, el famoso árbol se cambió por un pino de hojas verdes que simbolizaba el amor a Dios.
Asimismo, se le agregaron manzanas para representar el pecado original y velas, que simbolizan la luz de Cristo. Actualmente, ya cambiamos las manzanas por esferas y las velas por luces led.
Fue en 1846 cuando la reina Victoria, de Inglaterra, popularizó los adornos, luego de que se publicó una fotografía de ella y su familia junto a un árbol adornado. Finalmente, en el siglo XX el árbol como lo conocemos, con adornos plásticos, naturales y hasta comida, quedó establecido.
A México, el arbolito de Navidad llegó con algunos europeos, en el siglo XIX, lo cual fue adoptado por los lugareños; en la actualidad, algunos deciden colocar los regalos de “Santa” debajo del pino, mientras que otros prefieren colocar el Nacimiento que representa la llegada de Jesús.
No hay una fecha específica para poner el árbol de Navidad, pero la mayoría de las personas lo hace desde el 16 de diciembre, cuando inician las famosas posadas, y lo retiran el 6 de enero, cuando concluyen las fiestas decembrinas, tras la llegada de “Los Reyes Magos”.
Editado por: GDLRP
