En el estado de Puebla hubo 5.2 suicidios por cada 100 mil habitantes en 2020, esta tasa se mantuvo por debajo de la media de 6.2 casos en el país. En ese año, 336 personas en la entidad se quitaron la vida, 2.6 por ciento menos que los 345 de 2019.
Estos datos fueron compartidos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) a propósito del Día Mundial para la Prevención del Suicidio (10 de septiembre).
El año pasado, sucedieron 7 mil 818 fallecimientos por lesiones autoinfligidas en el país, lo que representa 0.7 por ciento del total de muertes en el año y una tasa de suicidio de 6.2 por cada 100 mil habitantes. La tasa de suicidios de la entidad poblana (5.2) fue de las 15 más bajas del país.
Por el contrario, los estados con mayores tasas de muertes autoinflingidas las registraron Chihuahua con 14 por cada 100 mil habitantes, Aguascalientes con 11.1, Yucatán con 10.2, Sonora con 8.8 y Coahuila con 8.6.
La tasa de suicidio es más alta en el grupo de jóvenes de 18 a 29 años, ya que se presentan 10.7 decesos por esta causa por cada 100 mil jóvenes; le sigue el grupo de 30 a 59 años con 7.4 fallecimientos.
Pensamientos suicidas
El Inegi añadió que para 2018, de la población de 10 años y más, 5 por ciento declararon que alguna vez han pensado suicidarse; esto ocurre en 4 por ciento de los hombres y en 6 por ciento de las mujeres.
La idea suicida está más presente en las mujeres de 50 a 59 años (8 por ciento), seguida por las niñas y adolescentes de 10 a 19, las mujeres de 40 a 49 años y las de 60 años y más, los tres grupos con 7 por ciento.
En la población masculina, la idea suicida se presenta mayormente en el sector de 40 a 49 años (6 por ciento), continuado por aquellos que tienen de 30 a 39 y los de 60 años y más, con 5 por ciento en cada uno de estos dos últimos grupos
De acuerdo con expertos, las estrategias internacionales parten de la premisa de que el suicidio es prevenible ya que se da como un proceso que inicia con la ideación (preocupación autodestructiva, planificación de un acto letal o deseo de muerte), posteriormente pasa a intentos y, finalmente, a la consumación.
