Sitios y tradiciones de Puebla que son Patrimonio Cultural
Sitios y tradiciones de Puebla que son Patrimonio Cultural. Foto: Especial
Sitios y tradiciones de Puebla que son Patrimonio Cultural
Sitios y tradiciones de Puebla que son Patrimonio Cultural. Foto: Especial

El estado de Puebla nos ofrece sitios y tradiciones considerados por la Unesco como Patrimonios Culturales de la Humanidad, como el Centro Histórico de su capital, conventos, el Valle de Tehuacán-Cuicatlán, el ritual de los voladores, la talavera, el Chile en Nogada y el mole.

El 11 de diciembre de 1987, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) le otorgó al Centro Histórico de Puebla dicho nombramiento. Esta zona se compone del zócalo, la catedral que data de los siglos XVI y XVII, las iglesias de la Compañía, Santo Domingo o San Francisco, conventos como los de Santa Rosa y Santa Mónica, el Teatro Principal, el Barrio del Artista, la plazuela de los Sapos, la biblioteca Palafoxiana, por mencionar algunos, por lo que se encuentra en la lista de bien cultural.

Catedral de Puebla. Foto: INAH

La entidad cuenta con tres de los primeros monasterios del siglo XVI en las laderas del Popocatépetl, y que fueron nombrados patrimonios en la categoría de bienes culturales en 1994, se trata del exconvento de San Francisco de Asís de Calpan, construido en 1548. Dentro del complejo se encuentra un templo que consta de una sola nave y bóvedas de nervadura gótica. El grupo de antiguas capillas posas se ubican en las cuatro esquinas del atrio y están decoradas cada una con diferentes temas: la Virgen de los Dolores, la Pasión de Cristo, la Anunciación y el Juicio Final.

Exconvento de San Francisco de Asís, en Calpan, Puebla. Foto: INAH

De acuerdo con el INAH, el exconvento de San Miguel Arcángel en el municipio de Huejotzingo es un templo con una mezcla de plateresco y mudéjar. El primer estilo se expresa en el contraste de amplios espacios lisos con reducidas áreas ornamentadas, como es el caso de la fachada lateral, cuya puerta rodea una prolija decoración que evoca hojas y cardos. Cuenta con un museo cuya exposición permanente se compone de pilas bautismales, retablos, pinturas, textiles y objetos utilizados en las ceremonias religiosas.

Exconvento de San Miguel Arcángel en Huejotzingo, Puebla. Foto: INAH

También está el exconvento de la Asunción de Nuestra Señora en el municipio de Tochimilco. Este edificio fue construido por los franciscanos en el siglo XVI. Cuenta con un atrio rodeado por una muralla terminada con almenas lo que le da la impresión de una fortaleza. En el centro se puede observar una gran cruz de piedra. Además, cuenta con una capilla abierta, capillas poza y portal de peregrinos. La fachada tiene un estilo neoclásico con algunas columnas que sostienen un frontón con un nicho que aloja una figura de la Virgen de la Asunción.

Cabe mencionar que en el sismo de septiembre de 2017, este exconvento resultó dañado, por lo que el INAH ha realizado trabajos para restaurarlo.

Exconvento de la Asunción de Nuestra Señora, en Tochimilco, Puebla. Foto INAH

En 2018, se aprobó la inscripción de bien mixto del patrimonio mundial, al Valle de Tehuacán-Cuicatlán: Hábitat Originario de Mesoamérica, localizado entre los estados de Oaxaca y Puebla. Cuenta con una superficie de 145,255.20 hectáreas, y una zona de amortiguamiento de 344,931.68 hectáreas, dentro del Área Natural Protegida de carácter Federal Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán. Su importancia radica en que este sitio evidenció la adaptación del ser humano en un ambiente hostil a lo largo de más de 14 mil años, por medio de sistemas de aguas, la domesticación de plantas, sistemas agrícolas y prácticas complementarias con el uso de cactáceas y la producción de sal, asentamientos residenciales y diversos sistemas políticos, religiosos y lingüísticos.

Valle de Tehuacán-Cuicatlán, entre los estados de Oaxaca y Puebla. Foto: Unesco

El 30 de septiembre de 2009, la danza de los voladores de Cuetzalan se convirtió en Patrimonio Cultural de la Humanidad, en la categoría de bien inmaterial. Esta ceremonia es una danza ritual asociada a la fertilidad cuyos orígenes se remontan al mundo prehispánico. Incorpora música, movimiento, indumentaria y un ceremonial religioso. Cuatro personas trepan por un mástil entre 18 y 40 metros de altura. En una plataforma en lo más alto del mástil, un quinto hombre, el caporal, toca con una flauta y un tambor melodías en honor al sol, así como a los cuatro vientos y los puntos cardinales.  El grupo de danza “Voladores de Cuetzalan Caballeros Águila” está conformado por hombres, mujeres y niños originarios de ese municipio.

Voladores de Cuetzalan Caballeros Águila. Foto: Secretaría de Cultura

En diciembre de 2019, las talaveras de Puebla y Tlaxcala fueron declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial. Antiguamente se utilizó tanto en vajillas como en contenedores para los hospitales, e incluso para el traslado del vino y el pulque, en los azulejos, primero dentro de los inmuebles, por ejemplo en cocinas, fuentes y altares, y después, principalmente en el siglo XVIII, en las fachadas de casas e iglesias.

Talavera poblana. Foto INAH

Por último, en 2010, dos comidas muy tradicionales de Puebla fueron nombradas patrimonios culturales inmateriales, el Chile en Nogada que se originó según la leyenda cuando las monjas agustinas del Convento de Santa Mónica, el 28 de agosto de 1821, con motivo de la visita de Agustín de Iturbide y el Ejército Trigarante. Este famoso platillo se compone de la crema de nuez de Castilla, perejil y granada que juntos simbolizan los tres colores de la bandera mexicana.

Chile en Nogada. Foto: Gobierno de Puebla

En noviembre de 2010, reconoció a la gastronomía mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, entre ellos el mole que tiene orígenes coloniales y es uno de los platillos que más representa a México a nivel mundial y por supuesto a Puebla y Oaxaca. El nombre de “mole” viene de la palabra náhuatl “milli” o “mulli”, que significa salsa. La mezcla de sabores y aromas es su distintivo, pues en él se combina lo dulce del chocolate; el picante de los chiles; y el toque exótico de la especias.

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Mole poblano. Foto: Especial

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