En la zona metropolitana de Puebla faltan políticas de ordenamiento territorial, distribución de población, servicios y movilidad, por lo que los ediles entrantes deben coordinarse para evitar que siga el crecimiento desordenado, advirtieron urbanistas.
En entrevista con Ángulo 7, tres académicos de distintas universidades coincidieron que es necesaria una homologación de los 18 municipios que componen la zona, para hacer frente a dichos problemas que hasta el momento no se han podido resolver, afectando a los habitantes que, por necesidad siguen adquiriendo casas en municipios conurbados a la Angelópolis, pero pagando un alto costo porque no reciben los servicios.
Octavio Flores Hidalgo, urbanista de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), señaló que, aunque los programas de desarrollo municipal existen y se han estado renovando, no hay “voluntad política” para evaluarlos y conocer si realmente funcionan, para lo cual debería intervenir el gobierno del estado.
Para el académico, cuando se trabaja en el desarrollo del territorio interno, predomina una visión desde el punto de vista económico, en donde poco importa el beneficio social y ambiental.
Manifestó que en Puebla se debería apostar por programas integradores que involucren a todos los municipios, colonias y barrios, en pro de las áreas verdes, del autoconsumo y de alternativas de movilidad.
Distribución de territorio, desigual
Por su parte, Mauricio Rodríguez Abreu, titular del departamento de Actuaria Física y Matemáticas de la Universidad de las Américas de Puebla (Udlap), señaló que la distribución del territorio y el crecimiento poblacional se ha dado de manera desigual, situación que se ha reflejado en las cifras del último Censo de Población y Vivienda del Inegi en 2020.
De acuerdo con lo anterior, la tasa de crecimiento población en la entidad de 2010 a 2020 fue del 1.3 por ciento, mientras que la zona metropolitana creció un 1.6 por ciento, siendo Cuautlancingo el que más creció con el 5.7 por ciento, en segundo lugar, Ocoyucan con 5.2 por ciento y San Andrés Cholula con el 4.4 por ciento.
En este tenor, las familias prefieren asentarse en las áreas periféricas por la oferta en vivienda y el encarecimiento de los servicios en el centro de la ciudad, lo que lleva al desplazamiento.
Para Lorena Cabrera Montiel, académica del departamento de Arte, Diseño y Arquitectura de la Universidad Iberoamericana (Ibero) de Puebla, otro de los problemas por el mal manejo de la distribución de territorio es que muchas veces la construcción de la vivienda, y en especial la de interés social, se da en predios muy alejados que la gente abandona con el tiempo.
Por lo que, mientras hay interés y permanencia de unas zonas residenciales como Lomas de Angelópolis, con mejores servicios e infraestructura, otros espacios con menor plusvalía son los que más sufren de los problemas del trasporte, drenaje, agua potable, entre otros.
Finalmente, señaló que, aunque los ayuntamientos deciden qué rumbo toman sobre su crecimiento, en general hay cierta descoordinación para mantener un equilibrio entre las demarcaciones, por lo que, hasta que no haya un programa metropolitano, se continuará careciendo de un desarrollo urbano de calidad.