En 2017, Puebla tuvo el mayor monto del Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas (PAJA) con 18 millones de pesos, pese a ello en una visita a los albergues para estos trabajadores se constató el deterioro en la instalaciones, mismas que no son suficientes para todos los empleados.
Así lo dio a conocer el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en su análisis “Incidencia del Programa de atención a Jornaleros Agrícolas (PAJA): Estudio exploratorio con enfoque cualitativo”.
En Puebla se visitaron los albergues comunitarios de los municipios Coxcatlán y Tetela de Ocampo, los cuales lucían abandonados al momento de los recorridos por no ser temporada agrícola. Sin embargo esto permitió observar a detalle sus instalaciones, mismas que ya habían sido objeto de robos, sobre todo de focos, material eléctrico y cableado.
Se señaló, además, que en estos espacios no hay vigilancia, por lo que son centro de vandalismo y maltrato de las instalaciones.
Albergues con techos desprendidos
Además se indicó que aunque la infraestructura de estos lugares era reciente ya se observaban deterioros, como techos con desprendimientos y ventanas rotas, sin embargo al momento de la visita no planteaban medidas de rehabilitación en un futuro próximo.
Otro punto relevante fue que hay jornaleros en situación de calle, por falta de espacio en los albergues durante la temporada alta de trabajo.
La investigación agregó que también se entregan recursos con el único fin de proveer alimentos a los familiares que acompañen a los jornaleros, que sean menores de 14 años y mujeres en periodo de gestación y lactancia. En este tenor, durante 2016, Puebla recibió 209 mil pesos para la construcción de cocina y comedor en un albergue comunitario.
Por su parte, en la visita de inspección funcionarios de la antes Sedesol ahora Secretaría del Bienestar, explicaron que los albergues en la entidad cuentan con cocina-comedor y que se dispone de personas que preparan los alimentos para los jornaleros con cuota de recuperación. Sin embargo, se reportó que en la mayoría de las unidades de trabajo no se cuenta con dichas instalaciones, o bien si las hay resultan insuficientes, por lo que, en casi todos los casos, la población jornalera debe tomar los alimentos a campo abierto.
