Desde hace un mes, vecinos acusaron que un grupo de paracaidistas invadió un terreno de la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas de Puebla, donde han levantado 16 casas de tabique y madera ante la mirada de los vecinos, sin que ninguna autoridad se aproxime.
De acuerdo con las fuentes anónimas, varias personas desconocidas para los colonos llegaron a ocupar el sitio, a donde progresivamente llevaron materiales de construcción.
En un recorrido realizado este viernes por Ángulo 7, se pudo comprobar que sobre la calle Constitución, entre República de Israel y América de dicha junta, había pilas de tabiques a los costados del predio que mide 100 metros de frente por 50 de fondo.
De las 16 viviendas que han formado, la mitad siguen siendo de lámina y madera, en tanto las restantes son de tabique.
Destaca que los paracaidistas no serían personas de escasos recursos, pues a diversas horas se han visto autos tipo sedán y camionetas estacionadas en el sitio, en tanto que a la hora de realizar el recorrido había un Neón de color gris, por lo que se presume que los estos individuos podrían pertenecer a una organización.
Autoridades, sin intervenir
A esto se suma que podría tratarse de una comunidad indígena, ya que una de las mujeres que cuida la zona fue sorprendida hablando en otra lengua.
De acuerdo con una fuente anónima, hasta el momento no ha aparecido ningún propietario que reclame el terreno, lo cual ha permitido que la construcción avance sin intervención de las autoridades, pese a que el Palacio Auxiliar se encuentra a solo 5 minutos del lugar.
Mencionó que por invadir el terreno, carecerían de toma de agua pues para solicitarla tendrían que entregar a la empresa Agua de Puebla el comprobante de las escrituras y una identificación oficial.
Cabe mencionar que para que los señalados puedan obtener las escrituras, tendrían que ocupar el espacio durante 20 años para acceder a un juicio de usucapión, siempre y cuando hayan ignorado que el predio tenía dueño.
De tener conocimiento que el lugar ocupado tiene propietario, se realizaría un juicio de “mala fe”, con el que los paracaidistas y el dueño se enfrascarían en una contienda para determinar quién pertenecerá el espacio.
