Luis Antonio Ramírez Pineda, director del Issste, informó que más de 2.5 millones de mexicanos padecen epilepsia, y uno de sus principales problemas es la exclusión social derivada de sus crisis convulsivas, por lo que pidió ser incluyentes con ellos.
Por su parte, la jefa del Servicio de Neurología del Centro Médico Nacional (CMN) “20 de Noviembre” del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), Lilia Núñez Orozco, comentó que “esta enfermedad no es un fenómeno antinatural”, además de los pacientes no causan daño a los demás y no es contagiosa.
En el Día Mundial de la Epilepsia o Día Púrpura –26 de marzo–, señaló que la detección temprana y el tratamiento oportuno permiten en algunos casos curar a los pacientes y en otros disminuir daño cerebral, ya que si se controla el padecimiento, las personas pueden mantener sus facultades mentales al 100 por ciento.
Informó que, contrario a lo que se piensa, solo 25 por ciento de los pacientes con epilepsia llegan a desarrollar alteraciones de la personalidad y afectaciones en sus facultades mentales de memoria, concentración y capacidad de juicio, que les ocasiona discapacidad social.
Las convulsiones son de los síntomas más conocidos de esta enfermedad, sin embargo, la especialista explicó que hay otros a los que hay que prestar atención, como presentación recurrente de crisis de ausencia, en las que las personas se desconectan de la realidad por unos segundos.
Además de que deben darle importancia a la percepción de olores raros, sensación rara en el estómago, parpadeo involuntario durante segundos, adormecimiento o movimientos anormales en un segmento corporal, que pueden ser un indicio temprano de epilepsia.
Destacó que se pueden prevenir los algunos tipos de epilepsia ocasionados por traumatismos craneoencefálicos derivados de accidentes viales; para ello, recomendó usar cinturones de seguridad en los autos y casco en las motocicletas, no utilizar el celular, así como no manejar bajo influjo de alcohol o drogas y respetar los límites de velocidad.
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales
