El Centro Hidalgo del INAH evalúa la posibilidad de retirar dos piezas originales de los Atlantes que se exhibe en la pirámide B de la zona arqueológica de Tula, pues derivado de la contaminación en la zona se genera lluvia ácida que afecta sus colores y relieves.
La lluvia ácida degrada el material pétreo al caer sobre las esculturas, así lo detalló Héctor Álvarez Santiago, delegado en Hidalgo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y que comentó que una de las propuestas es que los dos atlantes originales se resguarden.
Agregó que el viento también contribuye a que se pierdan los relieves de las figuras, pues constantemente azota las estructuras con pequeñas partículas sólidas que bajan la calidad de los monumentos.
Esta es sólo una propuesta por lo que de avalarse aún no se conoce el posible nuevo recinto de los Atlantes.
Cabe mencionar que sobre la pirámide B hay cuatro figuras Tlahuizcalpantecuhtli –Atlantes—, de las cuales dos son originales, en otra solo la parte inferior es original y el resto réplica, mientras que la cuarta figura es totalmente réplica.
En otros temas, el delegado indicó que aunque la posibilidad de reabrir la puerta sur como acceso principal de la zona arqueológica continúa como una alternativa, considera que es complicado que el proyecto pueda concretarse a corto plazo.
Tula fue la capital de la cultura Tolteca y en 1940, el arqueólogo Jorge Ruffier Acosta, descubrió los monumentos arqueológicos mejor conocidos como Atlantes.
Las esculturas tienen en promedio una altura de 4.6 metros y están formadas por cuatro bloques, de los cuales la parte inferior corresponde a las piernas y pies, la parte media y la tercera son el tronco, mientras que cuarta parte es la cabeza.
Las cuatro piezas encajan y son representaciones de guerreros toltecas, mismos que visten un tocado de plumas, un pectoral de mariposa, átlatl, dardos, un cuchillo de pedernal y un arma curva.
Fuentes: Animal Político/Periódico AM
