Por Miguel Ángel Damián Huato
El modelo productor innovador (MPI), constituye una alternativa de política pública para alcanzar la soberanía alimentaria en granos básicos y, a la vez, mitigar el disturbio climático.
Derivó de la evaluación de las prácticas agrícolas propuestas por el INIFAP, versus las practicas que los maiceros aplicaron in situ en el manejo de maíz.
En estudios hechos se encontró que hay maiceros con distinta productividad, destacando los eficientes que manejaron el maíz como milpa, donde se aplica un diálogo de saberes, es decir, donde interaccionaron tecnologías campesinas y modernas, cuya síntesis dieron origen al MPI.
En la milpa, el trabajo útil campesino recrea un agronicho que genera un proceso autopoiético reproducido por una red de reciprocidades, donde cada componente de la comunidad biótica y abiótica es causa y efecto de interacciones y sinergias originando la autorregulación y autorreproducción de la flora y fauna a través del tiempo.
Este agronicho regula las altas o bajas temperaturas y la escasez o abundancia de humedad, lo que potencia la eficiencia relativa de la tierra, la resiliencia y la sostenibilidad de la milpa. Asimismo, captura CO2, mitigando el disturbio climático.
Asumir el MP-I como política pública coadyuvaría a conseguir la mayoría de Objetivos del Desarrollo Sostenible, expuestos en la Agenda 2030 de la ONU.
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