En los últimos 15 días, la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, ha empezado a recomponer su trabajo al acudir a colonias y juntas auxiliares de la capital poblana como parte de los proyectos que tiene el ayuntamiento de Presupuesto Participativo y Jornadas Ciudadanas.
Lo anterior porque el trabajo a ras de suelo no solo ayuda a identificar a los funcionarios comprometidos con el servicio público, sino también a tener diagnósticos más certeros de lo que demanda la ciudadanía.
Además, la Comuna ya dio el primer paso para buscar la desprivatización del agua, pues la Comisión Transitoria aprobó el pasado viernes el dictamen con el que se inicia el proceso de revocación de la concesión del servicio y este martes, el mismo sería avalado en una sesión extraordinaria de Cabildo.
Con ello, se dejaría sin efecto el punto de acuerdo tomado en la Sesión Extraordinaria de Cabildo de fecha 12 de septiembre de 2013, donde se aprueba la autorización para que el Soapap concesione el servicio del agua y se solicitará formalmente al Congreso local revertir la modificación a la Ley de Aguas del 2012, en la que se permite la participación de empresas para manejar, distribuir y cobrar el mismo.
Además, se pedirá a las Contralorías federal, estatal y municipal que realicen auditorías al Soapap para revisar si hay irregularidades. Específicamente, al proceso de licitación número SOAPAP-LPIC-001/2013, al convenio modificatorio de fecha 3 de julio de 2014 y al destino de los mil 486 millones de pesos recibidos como contraprestación del servicio, así como al uso de los recursos públicos federales en obras de infraestructura hidráulica.
Y es que aunque hay resistencia de la empresa Agua de Puebla (Concesiones Integrales) y de algunos regidores de oposición, en esta sesión extraordinaria de Cabildo se espera que, por mayoría de votos, el ayuntamiento, representado por Claudia Rivera, dé un mensaje contundente contra la privatización del agua.
Por otro lado, Claudia Rivera deberá fijarse más en la gente que la asesora y le opera, pues en ello estriba un buen o mal gobierno. Muchas veces aplica el dicho, “con esos amigos, para qué quiero enemigos”, por lo que su reto es acercarse a los funcionarios municipales y estatales que son sinceros y trabajadores.
Se ha dicho tanto de los conflictos entre los integrantes del gabinete municipal y que varios llevan un doble juego, que la alcaldesa debe tener la capacidad de percibir las diferentes intenciones. Si no lo hace así, está condenada a fracasar en su objetivo de hacer un buen gobierno.
