El periodista y locutor Jesús Ramos Rodríguez, “Chuchín”, fue asesinado a balazos en el municipio de Emiliano Zapata, en Tabasco, este sábado 9 de febrero, con lo cual suman dos comunicadores asesinados en 2019 y 143 desde 2000, según la CNDH.
La agresión ocurrió en la mañana de dicha fecha y, de acuerdo con informes policiales, Ramos Rodríguez fue atacado por sujetos armados mientras desayunaba en un hotel cerca de donde se transmite su programa de radio llamado “Nuestra región hoy”.
Tras difundirse la muerte del comunicador, el gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, indicó que la investigación será encabezada por el vicefiscal estatal de Alto Impacto, mientras que la Fiscalía estatal detalló que el caso se abrió en la carpeta de investigación CI-EMZ-44/2019.
La Fiscalía General del Estado (FGE) también resaltó que dio parte a la Fiscalía Especializada en Delitos contra la Libertad de Expresión, debido a probable relación del asesinato de Ramos Rodríguez con su labor periodística.
A pesar de esfuerzos, siguen agresiones
Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió un pronunciamiento donde, además de lamentar la muerte del periodista, acusó que continúan las agresiones contra este gremio pese a “diferentes esfuerzos realizados en el país, como la ley y el mecanismo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
Como es usual en estos casos, solicitó al gobierno y Fiscalía de Tabasco implementar medidas cautelares para salvaguardar la vida y seguridad de los familiares de Ramos Rodríguez y ofrecerles contención emocional, además de investigar la línea vinculada con la labor periodística de la víctima.
Refirió que su personal se traslada al municipio de Emiliano Zapata con el fin de allegarse de los datos correspondientes y ofrecer atención y asesoría a los familiares.
Asimismo, reiteró que autoridades de los tres niveles de gobierno deben implementar acciones de política pública para revertir las agresiones contra periodistas y abatir la impunidad, que ubican a México como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo.