Como se había visto en el gobierno de Luis Echeverría y luego en el de Carlos Salinas de Gortari, los intelectuales han regresado hoy a las andadas: ante la imposibilidad de un socialismo, los hombres de letras regresan al poder del brazo del populismo como placebo revolucionario.
Ahora con Andrés Manuel López Obrador los intelectuales parecen conformarse con un populismo tropical bastante lejos al cardenista, con un líder caudillista –aunque más cercano al bonapartista– que en ningún momento ha pensado en organizar a la clase obrera o el proletariado industrial para conquistar el poder y se ha agotado sólo en las masas a mano alzada de plazuelas como lumpen de desclasados y sin influencia en el modo de producción.
En este escenario destaca la voz constante del historiador Enrique Krauze, quien desde 1984 ha venido clamando por la configuración de una democracia moderna para México, ajena a los polos capitalista y socialista, liberal como pluralidad. Desde Por una democracia sin adjetivos hasta su reciente libro El pueblo soy yo (editorial Debate) como una parodia de nuestros Luises XIV municipales, Krauze ha fijado el tema de los peligros del populismo en un país que ha padecido desde el ascenso al poder de Porfirio Díaz en 1876 hasta ahora varios tipos de populismos como una forma alejarse de la democracia republicana.
Todos los populismos mexicanos han sido fortalecidos por el apoyo intelectual de escritores u hombres de letras: Salvador Díaz Mirón, José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Martín Luis Guzmán, Carlos Pellicer, Jaime Torres Bodet, Agustín Yáñez, Carlos Fuentes, Fernando Benítez, Héctor Aguilar Camín y ahora –con López Obrador– Carlos Monsiváis Juan Villoro, Elena Poniatowska. Laura Esquivel, Sergio Pitol, Paco Ignacio Taibo II y otros.
A finales de 1977, en una entrevista en Proceso que abrió una polémica polarizante entre grupos intelectuales, Octavio Paz fijó los linderos de la relación entre los escritores y el poder: se puede trabajar en el gobierno, “pero deben mantener la distancia del Príncipe”. No obstante, los escritores han traicionado su función (Julien Benda), se han dejado seducir por el poder (Stephen Koch), han huido de sus responsabilidades (Paul Berman) o se han vuelto adictos al opio de la ideología socialista (Raymond Aron).
Atrapados hasta 1989 en el socialismo realmente existente del autoritarismo ideológico soviético y su versión tropical cubana y luego en el sendero bifurcado del populismo chavista como faro en medio del neoliberalismo intelectual igualmente opresor, los escritores han cedido la libertad de su pensamiento a la subordinación del Príncipe plebeyo del poder populista. El libro de Krauze tiene un valiosísimo contexto histórico, pero fija el escenario mexicano en López Obrador.
El apasionamiento ciega las virtudes del pensamiento crítico liberador, dándole la razón a la crítica. Krauze fija la atención –más bien: quiere que el lector crítico la fije– en los vicios del populismo ilusorio. Por eso la gritería lapidaria –como contra Paz en 1984 por un discurso mal escuchado– contra la función crítica de Krauze como intelectual –tautología, porque la única función del intelectual es ser crítico–.
Krauze tiene razón y lo advierte a tiempo.
Política para dummies: La política es la antítesis de la intelligentzia.
Si yo fuera Maquiavelo: “El bien que tu hagas ahora de nada sirve mi nadie te lo agradecerá, porque se considera hecho a la fuerza”.
Sólo para sus ojos:
· Recuerde revisar todos los días el sitio www.seguridadydefensa.mx para enterarse de los juegos geopolíticos de poder.
· Sin una política migratoria hacia los extranjeros centroamericanos que ingresan al país por las puertas abiertas del sur, ahora México abrió otro tema de debate con la Casa Blanca: esos migrantes quieren ingresar a los Estados Unidos por la vía del asilo humanitario, pero justo cuando Washington está deportando migrantes. El problema es fuerte porque lo ha tomado directamente el presidente Trump a través de sus tuits diarios. Por lo pronto, cientos de migrantes están a las puertas de los EE.UU. en Tijuana y del lado estadunidense hay decisión para no dejarlos pasar. Trump ya mandó su primera amenaza: que México les dé asilo… para quedarse en México.
· Ya se esperaba la tardanza en el fuero. El asunto quiso meterlo José Antonio Meade a su campaña, no porque fuera una necesidad.
· Famosas últimas palabras: “Fox dejó de ser presidente a los 24 minutos de ser presidente”: historiador Enrique Krauze al establecer la fecha en que se truncó la transición democrática.
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