Donald Trump, presidente de Estados Unidos, dio un discurso jactancioso sobre el poderío económico y militar de su país, lo que provocó gestos de incredulidad y risas de decenas de jefes de Estado presentes en la Asamblea General de Naciones Unidas.
Trump llegó con retraso al evento de este martes, obligando a un cambio de programa de último momento, por lo que fue recibido con un aplauso amable y miradas incómodas al promover su versión de “Estados Unidos primero” en la Asamblea General.
En su discurso, con tonotriunfalista, proclamó que en “menos de dos años, mi gobierno ha realizado más que casi cualquier otro gobierno en la historia de nuestro país”, provocando risas y carcajadas en su audiencia, por lo que el magnate respondió que esa no era la reacción que esperaba, pero “no hay problema”.
La Asamblea General de la ONU vivió un momento extraño:
Las risas provocadas por las declaraciones de Trump. pic.twitter.com/RhoGimhao1— AJ+Español (@ajplusespanol) September 26, 2018
Aprovechó la oportunidad para afirmar la independencia de Estados Unidos con respecto a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y destacó sus decisiones de negociar con Corea del Norte, retirarse del tratado nuclear iraní y objetar los programas del organismo que considera contrarios a los intereses estadounidenses, pues “abrazamos la doctrina del patriotismo”.
Hizo una lista de iniciativas de la ONU, desde la Corte Penal Internacional hasta el Consejo de Derechos Humanos, que su gobierno busca socavar, pues la primera “no tiene jurisdicción ni legitimidad ni autoridad”, y la segunda “pasa por alto los abusos de algunos y sirve de foro para posiciones antiestadounidenses y antiisraelíes”.
Asimismo, criticó que Alemania busque un oleoducto directo a Rusia y su mención de los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Qatar en una sola frase fue recibida con gestos adustos por parte de los saudíes, quienes boicotean a Qatar desde el año pasado como parte de una disputa que está desgarrando la relación habitualmente estrecha entre los países del Golfo.
Fuente: El Financiero
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales