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Este día fue establecido por la Federación Internacional de Neurología como el Día Internacional del Cerebro con el fin de promover los cuidados preventivos y generar conciencia sobre las enfermedades o causas silenciosas que pueden alterar la salud de nuestro cerebro. Desde el 2014, año en que comenzó a celebrarse, se elige un tema sobre el cuál se desea informar y concientizar a la población.

“Aire limpio para la salud del cerebro” es el tema seleccionado de este año para dar a conocer que la contaminación del aire representa un importante riesgo medioambiental para la salud en diferentes aspectos y no está relacionada únicamente con enfermedades pulmonares o de la piel, sino también con enfermedades neurológicas.

De acuerdo con la OMS (Organización Mundial de la Salud), nueve de cada 10 personas en todo el mundo respiran aire contaminado. Nuestro país, México, se encuentra entre los 20 países a nivel mundial que más gases contaminantes emiten y la Ciudad de México es de las áreas con mayor contaminación, sumándose Monterrey, Irapuato, León, Silao, Salamanca, Toluca y Puebla. A pesar de que la contaminación del aire nos amenaza a todos, las personas más pobres y marginadas son las más afectadas.

 

¿Cómo puede afectar al cerebro el aire contaminado?

Al respirar, no solo inhalamos el oxígeno que necesitamos para mantener nuestras células vivas y en correcto funcionamiento, sino que también entran a nuestros pulmones otros gases, vapores y partículas que hay en el aire. La composición de las partículas en suspensión que inhalamos, conocidas por sus siglas en inglés PM -particulated matter-, puede ser una mezcla muy variada y provenir de distintas fuentes, aunque su origen es principalmente antropogénico, como las emisiones de los vehículos por diésel. Estas partículas son ultra finas con un tamaño 100 veces menor que el grosor de un cabello. De acuerdo con su tamaño pueden atravesar las distintas barreras de defensa que tiene nuestro cuerpo, algunas no tan pequeñas pueden quedar atrapadas en la garganta, otras pueden llegar a los pulmones y las más pequeñas puede pasar a la sangre mediante los alvéolos pulmonares, una vez en sangre pueden dañar distintos órganos entre ellos nuestro cerebro. Incluso, algunas pueden pasar directamente a nuestro cerebro en cada respiración. Si estas partículas llegan al cerebro pueden acumularse en las células y provocar inflamación. La presencia de estas partículas en pulmones de niños escolares se ha correlacionado con hiperactividad, y déficit de atención. Y es que los niños son los más vulnerables a este tipo de polución debido a que su sistema nerviosos sigue en desarrollo.

Los riesgos sanitarios no se dan solo por exposición a las partículas, sino también al ozono, el dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre. Por ejemplo, según estudios realizados por el grupo de investigación de la liderado por la doctora Selva Rivas, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), han visto que el ozono afecta la plasticidad cerebral y la capacidad de regeneración celular, la pérdida de estos procesos son características de las enfermedades neurodegenerativas de Alzheimer y Parkinson.

 

¿Qué podemos hacer?

Aunque no todas las personas son vulnerables al daño que pueden provocar las partículas o moléculas presentes en el aire contaminado, ya que todo depende de nuestro genoma y de las proteínas que se expresaran y que nos ayudan a deshacerse de estos contaminantes, es importante tener en cuenta ciertas recomendaciones para tratar de minimizar los riesgos causados por los contaminantes. Por ejemplo, evitar zonas industriales, calles o avenidas muy transitadas por automóviles y áreas donde emplean agroquímicos. Varias de las acciones para evitar la contaminación deberían ser prioridad del gobierno. Sin embargo, cada uno de nosotros podemos poner nuestro granito de arena, por ejemplo, disminuyendo el uso del automóvil. Actualmente, existe una campaña liderada por la OMS y las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Coalición Climática y Aire Limpio (CCAC) denominada BreatheLife. El objetivo de la campaña es fomentar a las ciudades y las personas para proteger nuestra salud y nuestro planeta de los efectos de la contaminación atmosférica. En redes podemos encontrar desafíos con el hashtag #BreatheLife que promueven caminar, usar bicicleta o transporte público en lugar de conducir por el equivalente a un maratón. La meta: 7 millones de kilómetros por 7 millones de vidas perdidas por la contaminación del aire cada año.

Links de interés:

http://breathelife2030.org

Evelina Torres García (@eve_tege)

El artículo también está disponible en NeuroBlue Blog

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

Licenciada en Biomedicina por la BUAP. Maestra en Ciencias con especialidad en Neurobiología por la UNAM. Candidata a Doctora en Ciencias Biomédicas. Futura usuaria de la Estadística (UV) y divulgadora...