Real Madrid va por su doceava orejona de la Champions League. Foto: UEFA
Real Madrid va por su doceava orejona de la Champions League. Foto: UEFA

El Real Madrid tratará de revalidar el título de la UEFA Champions League a pesar de caer por 2-1 en la vuelta de las semifinales. El equipo blanco hizo bueno el 3-0 de la ida y amargó al Atlético de Madrid su despedida del Vicente Calderón.

Nadie dudaba de la intensidad que le iba a imprimir el Atlético en los primeros minutos de partido. Y así fue. Los rojiblancos presionaban en bloque y con decisión, tratando de precipitar la salida de juego del Madrid. Más dudas había con el planteamiento de Zidane, ya que el 3-0 de la ida le permitía nadar y guardar la ropa.

El Atlético tuvo la primera. Carrasco se fue de Marcelo en banda derecha, y su centro raso lo remató Koke como pudo. La pelota fue a puerta, y Keylor Navas tuvo que mandarla a córner. La réplica visitante llegó en una falta lateral, pero Oblak sacó una mano milagrosa para evitar el gol de cabeza de Casemiro.

Ahí quedaron los fuegos de artificio. A partir de entonces el Atlético ya no amagó más, solo golpeó. Y cómo lo hizo.

Primero fue Saúl quien, con un gran cabezazo en el 12’, mandó la pelota al fondo de la red para llevar la locura a las gradas. Y la locura se transformó en delirio cuando, cuatro minutos después, Griezmann transformó un penalti cometido por Varane sobre Torres.

El tanto dejó muy tocado al Madrid, pero a un equipo así hay que noquearlo, y el Atlético no lo hizo. El 2-0 dejó a los locales sin saber si ir a por el tercero o contemporizar, y eso ante un rival de esa magnitud es como darle oxígeno a un escalador con hipoxia. Es darle la vida.

Cuando peor lo estaba pasando el Real Madrid, el delantero francés del Real Madrid se vistió de acróbata y se fue de tres marcadores sobre la línea de fondo, en una acción que recordó a la mítica de Butragueño ante el Cádiz. Su pase atrás terminó en el gol de Isco, tanto que dio al Madrid el pase a la gran final de Cardiff.

Fuente: UEFA

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