Si la política no se distingue por sus lealtades, en la Casa Blanca se juega en las grandes ligas del poder. El canciller mexicano Luis Videgaray Caso se quedó sin aliado porque el yerno Jared Kushner decidió subordinarse al grupo político de Steve Bannon, el supremacista que opera como asesor principal del presidente Donald Trump.
Videgaray había explotado su cercanía a Kushner, esposo de Ivanka Trump, la hija consentida del presidente estadounidense. Con él negoció la visita de Trump a México como candidato republicano en agosto del año pasado y con él había abierto un canal directo de comunicación para hacerle llegar a Trump las percepciones mexicanas, si, ciertamente, el propio Kushner se decidía a cumplir con esa encomienda.
Sin embargo, los senderos de comunicación dentro de la Casa Blanca no suelen ser familiares sino de ejercicio del poder burocrático. Bannon, el creador de la línea política racista, supremacista y blanca, opera como el poder real detrás del trono de la silla principal de la Oficina Oval, inclusive por encima de posiciones como el consejero de seguridad nacional, el secretario general de la Casa Blanca y ahora también de la familia.
La semana pasada, el sitio internet Breitbart fundado por Bannon reveló una recomposición del poder en la Casa Blanca. Como yerno, Kushner había sido mostrado por algunos analistas como un consejero especial de Trump desde la campaña y asumió el cargo después del 20 de enero. Su cercanía familiar le permitió ser utilizado por Trump para algunas gestiones políticas. Hasta antes de la toma de posesión Kushner se movía en un carril personal como esposo de Ivanka.
En menos de un mes, Bannon ha tomado el poder absoluto en la Casa Blanca y ha cerrado los canales informales de comunicación hacia el presidente Trump. Considerado como liberal dentro del conservadurismo tradicionalista de Trump, Kushner había usado sus enfoques no ortodoxos para abrirle un poco el espectro de análisis a Trump.
Sin embargo, la revista Vanity Fair –no de contenido político, pero con acercamientos a políticas del poder desde la cultura política– reveló que Kushner “se ha convertido en partidario de la agenda nacionalista-populista de Bannon”, al grado de que Kushner apoyó el decreto de prohibición de visa a nacionales de países islámicos. Inclusive, la revista dice medio en serio que Kushner había propuesto derribar la pared entre su oficina y la de Bannon para trabajar más de cerca.
Kushner era el contacto de alto nivel de Videgaray para ir negociando asuntos paralelos en el tema México y sobre todo en la agenda migratoria. Sin embargo, la sumisión de Kushner a Bannon le cerró esa puerta a Videgaray para que los temas migratorios no se dispersen en el Departamento de Estado ni en el espacio político del yerno, sino que se centren en el Departamento de Seguridad Interna.
Por ello hacia finales de la semana pasada Trump reabrió el tema de México y el muro y avaló el endurecimiento de las razzias contra mexicanos por parte de la policía de migración. Inclusive, algunas fuentes diplomáticas consideran que sí hubo debate en la casa Blanca sobre si usar o no a la Guardia Nacional –ejército paralelo interno– pero que se rechazó la idea, aunque la agencia AP la difundió como aprobada.
Con Kushner sometido a Bannon, Videgaray –y de paso México y Peña Nieto– se volvió a quedar en el limbo de la Casa Blanca.
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Política para dummies: El poder es un juego de compromisos y sumisiones.
Sólo para sus ojos:
• Como era de esperarse, en un mitin en Miami Trump anunció su campaña por la reelección en el 2020. No es nada nuevo porque todos los presidentes deciden con anticipación su segundo periodo Con ello, Trump convertirá su agenda política radical en tema de campaña.
• Los demócratas siguen desarticulados. El fin de semana pasada se dejó entrever que Hillary Clinton estaría pensando en regresar a la política con la intención de postularse como candidata en el 2020, pero su derrota del pasado noviembre fue contundente.
• Y a propósito de sucesión presidencial estadounidense el expresidente Obama está impulsando a varios de sus grupos políticos de campaña para ir echándole a perder mítines a Trump con protestas, aunque sin que exista alguna figura política del grupo de Obama para colocarlo en ruta presidencial. Por lo pronto hasta ahora no se tienen datos de que Michelle Obama pueda ser la nominada porque una cosa es la popularidad y otra el ejercicio del poder.
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