El secretario de Seguridad Nacional norteamericano, el general retirado John Kelly, propuso hace unos días una alianza entre su país y México para luchar contra los cárteles de la droga mexicanos, frente a un comité de la Cámara de Representantes, Kelly consideró que México puede convertirse en un “gran aliado” si EU le ayuda a erradicar los cultivos de amapola, de cuyo bulbo se extrae una goma con la que se elabora la heroína y otras sustancias, como el opio y la morfina.
El Señor Kelly conoce bien el continente americano y puso como ejemplo de esa colaboración a Colombia, el “aliado más cercano” de Estados Unidos en Latinoamérica en el llamado “Plan Colombia” lanzado por Estados Unidos en 1994, donde se proporcionó armamento, equipo tecnológico, inteligencia y logística al ejército colombiano para combatir a los cárteles y a la narcoguerrilla
La polémica propuesta tropezó con una inmediata y resuelta resistencia del Senado mexicano. Legisladores de las principales fuerzas políticas de la Cámara Alta rechazaron esa fórmula por considerarla “parcial o simplista”, como lo indicó el parlamentario Patricio Martínez, exgobernador del norteño estado de Chihuahua, frontera con ese país: “muy bien haría Kelly en revisar primero en su casa, porque el epicentro del narcotráfico es el consumo en Estados Unidos“. El legislador le preguntó a Kelly “qué va a hacer con los 25 millones de adictos” que hay en Estados Unidos y dijo que “si no les llega la droga, ellos son los que van a derribar el muro”, que pretende construir el nuevo presidente de Estados Unidos Donald Trump. “Parece que quieren poner orden afuera y el problema lo tienen en casa”, señaló el senador mexicano.
Otro legislador, Armando Ríos, quien, hasta el día de ayer, militaba en el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), señaló que la estrategia en Colombia “implicó la instalación de bases norteamericanas” en territorio de ese país. (¿Recuerdan la llamada entre Trump y Peña Nieto sobre los “Bad Hombres?).
La cooperación entre México y Estados Unidos para combatir el crimen, no es nueva, comenzó desde la segunda mitad de los ochentas a causa del asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, hoy en día, se cuenta con la “Iniciativa Mérida” vigente desde 2008, que en su momento se proclamó como un plan basado en el “modelo colombiano” pero en la práctica fue una versión muy light. Incluso esta iniciativa fue duramente criticada por uno de los artífices del Plan Colombia el general retirado Barry Mcaffrey, quien declaró en 2009 para el semanario mexicano Proceso que cuando empezó la ayuda a Colombia habían proporcionado 300 helicópteros para transportar tropas de forma rápida y eficiente, y a México sólo le habían dando 6 (hasta ese momento).
Hasta ahora, esta estrategia, ha permitido canalizar unos 1.400 millones de dólares de Estados Unidos a México, para comprar equipo, armamento y brindar capacitación a corporaciones policiales en el país, aunque hay versiones de que podría ser suspendida por el presidente Trump.
No todo es tan bueno como parece, es cierto que Estados Unidos está preocupado por su seguridad interior, sin embargo no dejan oportunidad para ganar dinero, por ejemplo una de las condiciones de “Iniciativa Mérida” es que equipo y armamento adquirido tiene que ser “Made in USA” (si no, la casa pierde). Incluso si replicaran “Plan Colombia” en México pasaría lo siguiente: Estados Unidos proporcionará helicópteros, pilotos, logística y armamento, pero quien dispararía las armas de fuego serían elementos mexicanos (por aquello de la soberanía), es decir: “Ellos pondrán las armas y nosotros los muertos”. Lo anterior, no necesariamente a través de militares regulares, muy bien podría ser a través de ejércitos privados como Academi (antes Blackwater), 4GS, o Dyn Corp, quienes ya laboran en México en algunas plataformas petroleras, incluso, el gobierno estuvo a punto de firmar un contrato por 300 millones de dólares para “acabar con los zetas en la administración de Felipe Calderón.
¿Qué pasará? Bueno, no cabe duda que vienen días complicados para la relación México-Estados Unidos, y ahora si: “Que Dios nos agarre confesados”.
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