Por Juan Carlos Lastiri
La Unión Europea (UE) es una entidad geopolítica que cubre gran parte del continente europeo; es una asociación económica y política única en el mundo, formada por 27 países. La idea de conformar este bloque grosso modo es generar las condiciones que permitan un desarrollo equilibrado a todos los países miembros, lo que de acuerdo a algunos estudios ha sucedido. Es decir, los países miembros han obtenido beneficios económicos y sociales por su permanencia.
No obstante, como todos los sabemos, las economías no tienen el mismo peso dentro del bloque, y algunas creen que han perdido en lugar de ganar al ser parte de esta comunidad. Tal es el caso de Inglaterra, que ha buscado en los últimos años un referéndum para saber si debe pertenecer o no. Se ha acuñado el término Brexit para designar lo que se conoce como el Britain Exit, es decir la salida de Gran Bretaña de la UE, y este 23 de junio se llevará a cabo dicho referéndum para saber si el Brexit es aprobado o el país sigue dentro del bloque.
Según encuestas realizadas los resultados son demasiado ajustados y apuntan a una dirección u otra con escasos márgenes de variación; por lo que hoy no se puede tener un posible resultado de lo que pasará este jueves. Quizá lo único que podemos decir es que Inglaterra representa una de las economías más importantes del mundo, por lo que su salida de la UE sin duda tendrá repercusiones en todo el mundo y podría reconfigurar el rumbo del bloque más importante del orbe.
Solo por mencionar, la UE recibe anualmente cerca de 10,900 millones de euros; Londres es la capital financiera de Europa, como Nueva York y Tokio en sus respectivos continentes; y se dice que la salida provocaría que el bloque se incline a una política comercial más cerrada.
De hecho, podemos decir que la especulación sobre un voto a favor del Brexit ya ha tenido consecuencias y en especial para los países emergentes como México. En este mes se ha dado una devaluación de la Libra frente al dólar, lo que ha generado más aversión al riesgo de los mercados financieros y por lo tanto, se ha dado nuevamente una oleada de devaluaciones de monedas frente al dólar, de hecho el peso ha perdido casi el 3 por ciento de su valor frente al billete verde.
Pero este no será el único efecto para nosotros, se espera que, de concretarse el Brexit, se haga necesario, y de inmediato, un tratado de libre comercio con Inglaterra ya que, actualmente operamos con un tratado con la UE. Esto podría afectar temporalmente las exportaciones de bienes como el oro, motores de propulsión terrestre, unidades de memoria, cerveza de malta, etc.; y las importaciones de whisky, algunos medicamentos y gasolinas entre otros. Los procesos de negociación podrían encarecer temporalmente los costos de exportación para las empresas de ambos países, y esto afectaría la inversión que se hace en nuestro país. Debemos recordar que el comercio entre ambos países se acercó a los 5 mil millones de dólares el año pasado, lo que no es nada desdeñable para nuestra economía.
Si bien, muchos analistas observan que el impacto en general en economías de América Latina sería menor de manera directa, es cierto que un posible sí al Brexit ya está dando dolores de cabeza a la región. Como lo mencionamos, tenemos como ejemplo lo acontecido en el mercado cambiario. Sin duda debemos estar atentos a lo que pase este 23 de junio y prepáranos para cualquiera de los escenarios que puedan suceder, aunque debemos decir que nuestro país ha tenido una política macroeconómica adecuada que permite afrontar de la mejor manera este tipo de variaciones de los mercados cambiarios por situaciones como la mencionada.
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