Por Juan Carlos Lastrini

Orden y progreso se observaba en Brasil hace apenas unos pocos años. Todo el mundo hablaba de un milagro brasileño que había encontrado una fórmula para encontrar crecimiento con grandes beneficios sociales. Mientras países como el nuestro veían una realidad de crecimientos moderados, nuestro país hermano tenía tasas de crecimiento de alrededor del 7 por ciento, avanzaba sacando a mucha gente de la pobreza y generaba empleo en un mercado interno que parecía fuerte, en fin, todo era bonanza en Brasil bajo la batuta de un político que representaba a la mayoría de los brasileiros, a saber, Lula da Silva tan popular en esos momentos como el mismo Obama.

Todos observaron la bonanza como un ejemplo a seguir, pero, nunca dijeron que este esfuerzo estaba sustentado en un manejo poco responsable de las finanzas públicas lo que hacía muy vulnerable a la economía de ese país. Tal parece que el milagro brasileño ocultó muchas cosas que hoy están saliendo a la luz y muy probablemente hagan que en un balance final se observe que, vivir una ilusión es más grave que mantener un crecimiento real pero sostenido.

Hoy en el país amazónico se habla de la corrupción política que se ha vivido en la etapa del pensado buen gobierno del Partido de los Trabajadores de Lula y Dilma; del mal manejo de las finanzas públicas y de la realidad en la que están ahora donde no hay crecimiento, no hay empleo y los más vulnerables están engrosando nuevamente las filas de la pobreza ante la falta de gasto social. Estos hechos nos llevan a una punta importante dentro de la reciente crisis que vive el estado brasileño.

A Dilma Rousseff se le cayó la economía justo antes de las elecciones, lo que la llevó a multiplicar exponencialmente el valor de este tipo de créditos, lo que ellos llaman pedaleadas y que lograron esconder una realidad de un gran déficit del gasto público. Así, con una popularidad que ha caído muy por debajo de los 20 puntos, una economía cayendo más del 3 por ciento dos años consecutivos (algo inédito en 100 años), un déficit público por encima del 10 por ciento y un fenomenal escándalo de corrupción en torno a Petrobras, sus socios de Gobierno han recurrido a un elemento cuestionable, pero no inconstitucional, para forzar su destitución.

El llamado impeachment brasileño ha separado a la Presidenta Dilma de su cargo para llevarla a juicio político donde se buscará su destitución por haber ocultado con estos créditos el déficit presupuestario. Al final del día este juicio puede tener diferentes opiniones acerca de su origen, pero lo que debemos pensar es que el hecho no es menor, ocultar el déficit en 2014 y 2015 quizá llevo a retrasar una posible solución a la crisis que hoy se hace presente en el país amazónico.

Todos esperamos que la democracia brasileña salga fortalecida de estos lamentables hechos y también todos debemos aprender de su experiencia. Es cierto que todos los países de la zona tenemos deudas históricas con los más pobres, pero, un aumento irracional del gasto para dotarles de empleo frágil puede ponerlos en una posición peor en el corto plazo, no más demagogos que pregonan esto porque el resultado está aquí en un país hermano.

Las políticas fiscales rigurosas a las que nos obliga el entorno mundial pueden no entenderse en su momento, pero, sus resultados son evitar este tipo de escenarios donde las economías retroceden más de lo que ganan. En México en el Gobierno del Presidente Peña se ha aplicado esta política y no en vano ya que, el primer trimestre de este año, a pesar del escenario económico adverso, hemos crecido más que el año pasado.

Tal parece que la disciplina es la base para avanzar a paso firme, sin falsos espejismos que nos lleven a crisis que puedan destruir los avances sociales que con esfuerzo hemos logrado.

 

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...