Arturo Rueda/Tiempos de Nigromante/Diario Cambio

 

Manlio Fabio Beltrones arrancó el año zarandeando de una forma espectacular a Ricardo Anaya para ubicarlo en su auténtica realidad del Bisoño Maravilla. El queretano recibió un nocaut terrible en Colima, la disputa de la primera gubernatura del año. Pero no se sabe si el pésimo resultado electoral es peor que la campaña mediática lanzada contra el PAN por el tema de la Chaponovia diputada en Sinaloa, una abierta sugerencia a la infiltración del narco en el partido albiazul. Y ya encarrerado, cayó en la trampa más evidente cuando compró el discurso de que si se pierde la gubernatura de Puebla, el descalabro solamente será patrimonio de Moreno Valle, como si el desastre de Colima solamente fuera patrimonio de Jorge Luis Preciado.

El rosario de desgracias arranca en Colima, no por la derrota, sino por la forma de perder. En 2015, el candidato del PRI había ganado por apenas unos quinientos votos en una elección cerradísima. En 2016, Jorge Luis Preciado perdió por 10 mil votos. ¿Qué debió de hacerse tan mal para perder 9 mil 500 votos en el camino?

La diferencia fue la lección de operación política enderezada por Beltrones. Primero, ratificó como candidato a José Ignacio Peralta y obligó a todos los ex gobernadores hiper conflictivos a firmar una tregua. Luego, usando su vieja amistad con Dante Delgado, colocó a un panista en la candidatura por Movimiento Ciudadano, que al final se llevó el 12 por ciento de la elección e hizo quedar a los naranjas como tercera fuerza política del estado. Para rematar, desplegó la guerra sucia de los grabaciones telefónicas en las que el candidato panista obliga a abortar a su novia veinteañera, alejando a los votantes de la derecha radical de un Preciando sobre el que ya pesaban muchas dudas.

¿Y qué hizo Ricardo Anaya para impedir la derrota? Nada. Se quedó como el chinito “milando” y protagonizando sus videos de corte juvenil. En medio del naufragio, comenzó a quejarse de la ausencia en la operación de Eukid Castañón y los otros magos electorales de Puebla que, por ejemplo, sí se apersonaron en Querétaro y Baja California Sur.

Emberrinchado, o quizá como parte de su plan traicionero semejante al que le aplicó a su mentor Gustavo Madero, el Bisoño Maravilla se dejó atrapar en la trampa que le tendió Agustín Basave: colocar el mismo paquete las alianzas de Puebla y Tlaxcala. ¿Cómo fue que Anaya cosió quirúrgicamente ambas? ¿Por qué no condicionó entidades del mismo peso electoral, por ejemplo, Puebla y Veracruz?

 
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Director general y fundador del portal de noticias Ángulo 7. Es originario de Puebla y estudió Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la Universidad Cuauhtémoc. Ha sido reportero en los periódicos...